Escrito por: Johnny Aurazo
Manuel Eduardo Tenchy Ugaz Nemotto es de esos futbolistas que nació en barrio y se crio con amigos palomillas. Para ellos y sus vecinos, era “El niño terrible”, pues cada vez que pateaba la pelota un vidrio del vecindario caía. Cuando creció y llegó al fútbol profesional, pasó a ser “El Chino Tenchy”, un delantero que terminaría convertido en lateral derecho, rápido y atrevido. Veinte años después de su debut, su vida no para de rodar.
¿Has pensado ya en el retiro? Sí, pero físicamente me siento bien para darle un año más. Acaba de terminar mi contrato con Sport Coopsol, pero estoy viendo otras posibilidades para seguir jugando. Además, tengo el título de profesor en educación física y cursos de funcional.
¿Entonces en un futuro no muy lejano te ves como director técnico? Más que director técnico, deseo ser preparador físico. Técnicamente nunca he sido tan bueno; mis cualidades siempre han estado ligadas al aspecto físico.
Tuviste una infancia difícil en la que incluso pudiste haber caído en drogas. ¿Qué te ayudó a salir adelante? Sí, yo nunca me crie con mis verdaderos padres y fueron mis abuelos, Amelia y Manuel, los que me inculcaron siempre valores y principios. A ellos se sumaron mis hermanos Papo, Patty, Richard, Puli y Tayse, quienes me compraban mis chimpunes y zapatillas.
¿Es cierto que ante la tumba de tu abuelito Manuel prometiste ser futbolista profesional? Claro, yo tenía 15 años cuando murió mi papá [Manuel]. Le prometí, frente a su tumba, que iba a ser futbolista profesional y que no iba a tomar ni fumar sino hasta el día que me retire. Mi padre-abuelo era el que me acompañaba a los entrenamientos y viajaba conmigo a los campeonatos.
¿Quién te dio entonces el “estate quieto” tras la muerte de tu padre-abuelo? Mi madre-abuela, Amelia. Te voy a contar algo, mi madre biológica vivió sumergida en drogas. Nunca la juzgué y siempre la apoyé, pero cuento esto para que los chicos de ahora jamás juzguen a sus familiares y más bien traten de salir siempre adelante pese a las adversidades. Cada quien toma el camino que quiere y mentalmente siempre hay que estar fuertes.
Durante la pandemia te he visto en varias facetas.
Yo he trabajado desde niño vendiendo periódicos, gaseosas, ají mochero en el mercado, pan con mis hermanos. Entonces, al no haber fútbol y tener que cumplir mis obligaciones como padre, comencé a vender ropa y zapatillas con la marca ‘Importaciones El Fiel’. A Dios gracias me fue bastante bien.
Te he visto también en campañas benéficas en favor de niños de escasos recursos en El Porvenir y La Esperanza. Algunos podrían pensar que tienen tinte político por tu candidatura al Congreso.
No, porque las vengo haciendo desde el 2001; o sea, mucho antes de que me propongan ingresar a la política. Es una forma de agradecer a Dios por todas sus bendiciones. Ahora las realizo con familiares, vecinos y amigos.
¿Quién te propone postularte al Congreso? Tenía dos propuestas, pero me decidí por Renovación Popular, porque es un partido nuevo y creo que la gente necesita confiar en personas honestas y trabajadoras, además de tener el don de servir.
Muchos podrían preguntarse ¿qué hace un futbolista en el Congreso? Tengo mi conciencia limpia. Un deportista más es un adolescente menos en conflicto con la ley. Llegue o no al Congreso, nunca dejaré de ayudar. De niño he sido un palomilla sano y como siempre he dicho, hay que tener la vocación de servir.