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César Acuña hablaba en ese almuerzo realizado en el Cub Central con el tenedor en la mano, y de rato en rato miraba el plato que tenía enfrente, como aquel comensal resignado que sabe que ya no puede más. A su costado, su hombre de confianza, el joven abogado Luis Valdez, parecía esperar una directiva. Los interlocutores de Acuña vieron y escucharon al entonces alcalde de Trujillo mirar a Valdez y decirle con una sonrisa en la cara: “Ya, Luchito, encárgate”.

Lo que siguió no lo podían creer quienes estaban allí: Valdez hizo caso automáticamente con un “claro, ingeniero” y tomó el plato de su jefe, el alcalde, para terminar lo que este no pudo.

Más de cuatro años después el incidente ha vuelto a ser recordado por los testigos cuando el pasado miércoles 7 de octubre Acuña presentó su renuncia al Gobierno Regional de La Libertad. Esa mañana, en esa sesión reservada en la que el líder de Alianza Para el Progreso (APP) oficializó su salida del cargo de gobernador para ser candidato presidencial, Luis Valdez se le acercó, tomó su cabeza con las manos y besó en la frente al hombre que, como él mismo ha dicho, ha sido siempre como “un padre” para él.

Su ingreso. “Todo se lo debo a César Acuña”, es la frase que ha usado más de una vez Luis Valdez. Y en efecto, el hoy gobernador regional tiene razones para estar agradecido.

Valdez ingresó a la Municipalidad Provincial de Trujillo en el año 2007, el primer año de gobierno municipal de Acuña. Valdez tenía apenas unos años de egresado de la Facultad de Derecho de la Universidad César Vallejo, y tenía aún muy poca experiencia profesional, pero se estrenó en el cargo de gerente de Asesoría Jurídica.

Valdez era entonces un funcionario joven, impetuoso, colaborador y, sobre todo, muy leal con el entonces alcalde de Trujillo. Su figura, poco a poco, fue ganando protagonismo y poder en la comuna trujillana. Así, al final del primer periodo de gobierno municipal de Acuña pasó a ser gerente general de la comuna.

De pronto, Luis Valdez se convirtió en uno de los hombres de mayor confianza de César Acuña.

suprema confianza. Es difícil saber a ciencia cierta cómo llegó Luis Valdez a obtener la confianza suprema de César Acuña. Hay versiones de fuentes cercanas a ambos que hablan de causas que vienen desde la relación cercana que se asemeja precisamente al de un padre con un hijo.

Lo cierto es que Valdez se mantuvo en el segundo periodo municipal de Acuña en la provincia de Trujillo como gerente general. Tuvo en ese periodo prácticamente el mando de la gestión municipal, pues ante las constantes ausencias de Acuña, era sobre él que recaía todo.

De hecho, Valdez está también inmerso en las investigaciones a la pasada gestión apepista en el Congreso, por ser uno de los sus hombres clave, justamente.

Sin embargo, cuando se le ha preguntado por estos casos, el hoy gobernador regional ha declarado que no tiene nada que temer y que está llano a que se le investigue de cabo a rabo.

“Todas esas denuncias se van a archivar”, ha dicho con seguridad.

choque. Luego que Acuña dejó la alcaldía para ser candidato al gobierno regional, quedó como alcaldesa de Trujillo Gloria Montenegro. Valdez entonces salió del cargo de gerente general. Pero no salió en medio de aplausos.

Era un secreto a voces que entre Montenegro y Valdez ha habido múltiples tensiones y que su relación no era buena. Más de una fuente señalaba incluso que Montenegro llegó a responsabilizar a Valdez de algunos de los puntos más cuestionables de la pasaga gestión de Acuña.

Pero la tensión interna pasó al ámbito público. Gloria Montenegro, una vez en la alcaldía, dejó fuera a un grupo de funcionarios y trabajadores encabezados, por supuesto, por Valdez. Parecía que llegaba con una “podadora” en la mano.

Valdez se fue a trabajar en la campaña de Acuña a fines del 2014, pero se dio tiempo para criticar los despidos de Montenegro desde la alcaldía, despidos que justamente recayeron sobre la gente que había trabajado con el mismo Valdez. Ella entonces respondió: “Han salido por corruptos e ineficientes”.

De acuerdo a la versión del propio Luis Valdez, años antes él fue un joven que tuvoque trabajar para poder costearse sus estudios. Un tiempo estuvo en el extranjero trabajando, y en otro tiempo hasta tuvo otros trabajos en la ciudad como miembro de seguridad en algunos eventos.

Pero su ingreso a la Universidad César Vallejo y su contacto con Acuña cambió su situación. Aunque también, hay que decirlo, debe haber hecho méritos todo este tiempo para ganarse la total confianza del líder de Alianza Para el Progreso.

De otra forma no se explicaría que Acuña lo haya elegido a él, y no a otro ni a otra, como su segundo al mando en la última campaña electoral en la que postuló a la Región. Gracias a esta circunstancia, con la elección de Acuña como gobernador regional, Valdez quedó ungido como vicegobernador, el reemplazante natural cuando Acuña no esté.

Hay que tomar en cuenta que ese cargo pudo recaer sobre otros pesos pesados del apepismo, como Gloria Montenegro, Manuel Llempén o la misma Tania Baca. Pero Acuña prefirió a Valdez.

El flamante gobernador regional tendrá, eso sí, que lidiar con el poder adquirido de los otros miembros del apepismo que hemos nombrado. Ahora sin la verticalidad que imponía el liderazgo de Acuña para todos en dicho partido, Valdez deberá dibujar ese trazo de líder que se necesita para los más de tres años y dos meses que quedan de gobierno.

Esta vez, el plato que Acuña le dejó está casi entero y completo, y él deberá terminarlo. Solo que ahora toda la región lo estará mirando.

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