Imagen
Imagen

Bruce Gastañaduí mira atentamente a su presa. No deja que nada lo distraiga. Una vez que tiene en la mira a su objetivo, con su huaraca lanza una roca, que al caer sobre una rama, pone en alerta a su caza: el cañán, una de la exquisiteces culinarias únicas y nutritivas de .

LA CAZA. Pero ¿cómo inicia esta travesía? Bruce explica que desde muy temprano se tiene que preparar las “armas de caza”. Se seleccionan las piedras más redondas y provistos de una huaraca se preparan para largas caminatas entre las dunas y los montes pedregosos como el cerro Piña y el monte Hebrón, las cuales pueden durar hasta 8 horas.

El experto en la preparación del cañan nos acompaña en la búsqueda de este reptil que pocos creerían comestible. Y es que para muchos turistas que han podido pasear por esos lares, el color grisáceo y pecho blanco del cañán, hacen difícil verlo sabroso, a pesar de tener la particularidad de “coquetear y saludar” cuando se muestra en la arena, refugiado entre los algarrobos y las hermosas dunas.

Ya en camino, el conocedor del cañán explica que entre espacios fértiles y lugares áridos, se tiene que mantener la vista en el objetivo. Es más, revela que en algunos casos se debe hasta buscar entre la arena con una palana, pues estos reptiles suelen ser muy escurridizos.

DE TRADICIÓN. Bruce también comenta que ademas de ser un protector de esta especie casi en extinción , suele mantener viva una tradición muy reconocida y apreciada por el mundo, como es el cuidado, caza responsable y preparación del cañán.

“Es importante que las personas y agricultores sepan de la importancia de mantener vivo al cañán. Este animalito es parte de nuestro emblema, nuestra identidad, la cultura milenaria de la caza responsable y preparación en los alimentos. Algunas personas suelen depredar o cortar los algarrobos para leña, sin embargo no son conscientes de la importancia de mantener estos arboles para mantener vivo al cañan, prácticamente sin algarrobos no hay cañan viruñero”, dice Gastañuadí, quien agrega que él solo casa a los machos y deja vivo a las madres y crías del cañán. Eso asegura que estos reptiles continúen su reproducción.

PLATO TÍPICO. El modo de cocinar los cañanes es realmente sorprendente y poco conocido. Luego de la caza siempre se busca un lugar cercano donde hallan espinas y frutos secos. Una vez ubicado el lugar apropiado, se hace una fogata y entre sus cenizas se debe colocar el cañán para que pueda “suavizar” sus escamas, para luego, ser bañado en sal y puesto al sol.

PIDEN AYUDA. Según comenta Bruce, la dejadez de las autoridades han dejado terribles consecuencias en esta vida natural, que forma “parte de la cultura y tradición de Virú, y que ahora está perdiendo al cañán y no toma en cuenta la conservación de los bosques de algarrobos”.

“Estamos preocupados por la vida del cañán y su mortalidad. Las autoridades están olvidando conservar su cultura y prefieren que las agroindustrias destruyan y depreden lo poco que queda de los bosques naturales de algarrobo”, finaliza Gastañaduí, mientras se aleja del territorio de estos reptiles.