Y luego, ¿qué será de Elidio?
Y luego, ¿qué será de Elidio?

¿A dónde irá a parar Elidio Espinoza después de esto, qué futuro inmediato le espera? ¿Le quedará alguna cuota de poder después de 2018 o desaparecerá sin pena ni gloria como una triste casualidad que nadie recordará? ¿Tendrá que defenderse en su sonado juicio como un ciudadano cualquiera?

Casi nadie -o nadie- duda de que el alcalde de Trujillo, Elidio Espinoza, terminará su gestión tal como la ha llevado hasta ahora: arrellanado en sus limitaciones como gestor, desoyendo críticas, con ausencia de proyectos que verdaderamente impacten en la ciudad.

Si uno pregunta a los taxistas, a los ciudadanos que caminan por las calles, a la gente que pone el hombro para que Trujillo eche a andar, se encontrará con la misma respuesta repetida una y otra vez. No esperan nada. Hay una triste resignación no solo de quienes no lo eligieron, sino incluso de quienes lo eligieron pensando que él encarnaba un cambio real, más allá de la propuesta aprista y apepista.

Elidio Espinoza tal vez está pagando caro la fama que lo lanzó como candidato a la alcaldía y posterior alcalde de Trujillo, esa que lo ponía en el ideario colectivo -cual comisario o vengador anónimo- a batallar contra el hampa con mano dura. Bastó que Elidio Espinoza asumiera la alcaldía para dejarle en claro a sus electores más entusiastas que la fama de “súper policía” solo había servido para la campaña electoral. “La seguridad es responsabilidad de cada municipalidad distrital”, dijo entonces, como quien se saca la presión de encima.

Y esto es lo que pasa cuando tu “caballito de batalla” se desmorona. ¿Para qué eligieron a Elidio quienes votaron por él? No fue, precisamente, para darle luz verde a las actividades culturales, algo por lo cual algunos podríamos aplaudirle, pero no esa mayoría que lo aclamó en la campaña.

Y hablando de mayorías, el alcalde no solo ha perdido respaldo en la ciudadanía, sino además entre sus partidarios en el concejo. Ha perdido aliados y se ha ganado enemigos estos años. La gente no lo recordará por sus obras, sino más bien por haber dejado que la ciudad se desordenara y se afeara junto a sus parques, cada vez menos verdes. La obra de la plaza de armas, con suerte, será recordada por sus inacabables postergaciones y los “memes” en las redes, porque -también hay que decirlo- hasta la suerte le ha dado la espalda a Elidio.

Pero ahora -afirman en su entorno- él quiere ir por el gobierno regional. Como si no fuera consciente de que el grueso de la gente solo quiere verlo irse del sillón municipal para echar al olvido estos años de gestión edil.