La construcción de la fachada del colegio Comandante Elías Aguirre amerita que la Municipalidad Provincial de Chiclayo (MPCH) responda por lo sucedido.
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El decano del Colegio Profesional de Arquitectos de Lambayeque, Wilmer Ramírez Namuche dijo estar de acuerdo con las críticas a esta parte del proyecto, debido a que su nuevo estilo rompe con ciertos patrones monumentales.
Dicha edificación es vecina del Palacio Municipal de Chiclayo, una obra de estilo neocolonial que en 1986 fue declarada como Patrimonio Cultural.
Esto significa que se trata de un monumento histórico representativo de la ciudad, que debiera colindar con edificios de semejante arquitectura. Por ello, se cuestiona que las autoridades hayan pasado por alto un asunto tan importante a la hora de ejecutar los trabajos en el plantel.
“Ellos debieron advertir qué se estaba construyendo, coordinar incluso con la Dirección de Cultura, por eso sostengo que hay responsabilidad de la municipalidad, porque ellos debieron corregir. Al estar en zona monumental la construcción del colegio tenía que estar a la par del diseño del Palacio Municipal”, sostuvo Ramírez.
Aunque parezca un detalle mínimo, el decano indicó que también es un problema el color elegido para la fachada, pues la combinación de celeste y azul no guarda armonía con el Palacio.
El proyecto de mejoramiento de la institución educativa cuenta con un presupuesto de casi S/5 millones. Los recursos fueron asignados por la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios (ARCC).
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Evidente falla
Por otro lado, la obra en la avenida Balta, que sigue en fase de ejecución, no solo muestra que el expediente técnico está mal elaborado, sino que la falta de supervisión ha sido deficiente.
“Parece que el supervisor estuviera pintado, es el profesional que contrata el municipio para hacer trabajo de campo. ¿Por qué no se pronunció a tiempo sobre las jardineras? Debió indicar que se necesitaban nuevos trabajos para revertir las fallas, que como son tan evidentes hasta los ciudadanos de a pie las pueden advertir”, explicó.
Si los errores de una obra son muy evidentes, esto es señal de que estamos ante un mal proyecto.
Además del supervisor habrían fallado el residente de obra y el proyectista al mostrar tanta pasividad. Las fallas técnicas pudieron corregirse a tiempo.
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“Parece que el supervisor solo ha trabajado para facilitar el pago de las valorizaciones. Es lamentable que en obras de esta índole se vea el pobre desempeño de los profesionales”, agregó el decano.
Según el Colegio de Arquitectos, el proyecto Balta pudo haber sido exitoso si se hubiera puesto a concurso, y con esto dar opción a la presentación de las propuestas de diferentes profesionales.
La falta de componentes técnicos y la ampliación de plazo, es la consecuencia que vemos hoy, y el riesgo de mayores costos.