Camilo Corazón, un licenciado que labora como fisioterapeuta cardiorrespiratorio en el Instituto Nacional Cardiovascular (INCOR) de EsSalud, se ha ganado el cariño de todos sus pacientes, desde hace ocho años, y en esta pandemia su profesión tomó más relevancia.
“Durante el estado de emergencia nuestra especialidad se valorizó mucho más, porque fuimos convocados a las áreas UCI COVID-19 como prioridad de atención para que el paciente salga de estas unidades”, dice Camilo antes de atender a uno de sus pacientes.
El amor que siente por la medicina, pero sobre todo por su especialidad, lo tiene desde que era un niño, quizás por su apellido, Corazón, es que se animó a ser fisioterapeuta cardiorrespiratorio. Cuando el INCOR se separó del hospital Guillermo Almenara, Camilo Corazón supo que era el momento de tentar una plaza en este establecimiento, dice él, ésta fue su mejor decisión.
“El Instituto es el hospital que tiene la mayor referencia y reconocimiento en cuanto a medicina cardíaca, día a día el reto cambia, y el mejor premio es ver a un paciente recuperado”, indica.
Cada vez que llega a una habitación, y atiende a un paciente nuevo las risas al presentarse no faltan, las personas piensan que Camilo les juega una broma, no imaginan que el fisioterapeuta que mejorará su capacidad cardíaca se apellida Corazón. Al ver su identificación, todo cambia y empiezan a confiar en él.
“El fisioterapeuta se caracteriza por tener un trato totalmente diferenciado, muy cálido y amigable; además nuestra particularidad debe ser la gentileza, eso nos diferencia de otros especialistas, si el paciente no se abre con nosotros, su recuperación no será óptima”, manifesta.
Camilo Corazón dice que continuará realizando su labor con total entrega y sacrificio, con el mismo ímpetu que mostró aquel primer día, hace 8 años, cuando ingresó al INCOR. Dice que lo hace por el compromiso que tiene consigo mismo, pero sobre todo, con sus pacientes. Vocación de servicio, 100% CORAZÓN.