La epidemia del coronavirus en el Perú dejó desempleo y pobreza, así como la evidencia del aprovechamiento de autoridades que recibieron canastas y bonos destinados para familias vulnerables. Sin embargo, también destacan las buenas acciones e intenciones de ayudar a los demás. Ese es el caso de un grupo de vecinos del Asentamiento Humano “Horacio Zeballos”, ubicado en los cerros de la zona de Flor de Amancaes en el distrito del Rímac, que viene organizando -desde el primer día del Estado de Emergencia- una olla común que beneficia a más de 300 familias al día, pero lamentablemente se está quedando sin respaldo.
La principal gestora de la iniciativa es Tania Erika Alcántara, ella se mudó apenas dos semanas antes de la ordenanza del aislamiento social obligatorio, pero eso no fue impedimento para liderar junto a Natalia, Mari, Dora y César, el desayuno y almuerzo para los vecinos.
“Uno lo hace más porque es una necesidad extrema, padecemos de frío, no tenemos agua, acá el agua se compra, muchas veces no hemos cocinado por falta de agua”, nos cuenta. Confiesa que al ver a la gente haciendo cola cada día, la impulsó más para conseguir apoyo.
Erika destaca que otras personas se han ido sumando a la iniciativa, algunas vienen a lavar los servicios, otras a picar y otro grupo a cocinar. “Siento que he logrado lo que he querido, se hizo una llamada de emergencia, porque no teníamos nada, yo me siento contenta con las donaciones que llegan”, señala.
ADMIRABLE
En total, son más de 15 personas las que colaboran en diferentes labores para preparar los alimentos. Si bien se organizan vía WhatsApp, la casa de Erika hace las veces de centros de operaciones y almacén de víveres, para colaborar con la admirable tarea.
Los protagonistas de esta admirable tarea no se rinden y nos cuentan que, pese a las carencias, bromean, ríen y se dicen chistes mientras preparan los alimentos que llegan a familias de 5 o más integrantes, aunque a veces viven momentos tristes pues muchas veces no les alcanza.
“Cuando vemos que la gente llega y no alcanza la comida, saco lo mío y se los doy, como mis vecinos ven el ejemplo, hacen lo mismo”, expresa la señora Erika.
PIDEN APOYO
El proyecto ha tenido eco y la dirigencia del Asentamiento Humano ya puso en marcha la construcción de lo que sería un nuevo local ubicado en los sectores A y B de la zona, que también tiene como objetivo una olla común para apoyar a las familias del distrito.
Es importante precisar que la olla común (de la señora Erika)se nutre únicamente con donaciones particulares que los mismos vecinos han gestionado durante el Estado de Emergencia, debido a que la ayuda que alguna vez recibieron de la Municipalidad del Rímac no fue suficiente.
“El alcalde debería acercarse, darnos escaleras, hay jóvenes que saben trabajar de construcción. El alcalde vino, nos regaló 10 pollos, pero somos 300 moradores para un día, pienso que él debería comprometerse con la gente que necesita”, asegura Erika.
Por eso, hacen un llamado a Pedro Rosario Tueros, autoridad edil a cargo del distrito. “Si te quedas 3 o 4 días, ves la realidad, debería pronunciarse con compromiso, porque este es un comedor gratis. Cocinar par 300 personas es un sacrificio”, señala.