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El olor fétido, provocado por la intensa calor, me produjo un intenso dolor de cabeza. Faltaban unos minutos para llegar y la repulsión era evidente, pues se divisaba desde la carretera de Chen Chen hacia Samegua.

Me recibió un muro de cemento que indicaba “Municipalidad Provincial de Mariscal Nieto, botadero municipal clausurado”. Mensaje que desmentiría mi vista al lugar más inmundo de la Región del Cobre.

Como si se tratara de una montaña, inmensas cantidades de basura y desperdicios se apilaban una encima de la otra. Restos orgánicos y cadáveres de animales se apreciaban por doquier.

Una especie de carretera, rodeada por pilares sacos de diferentes formas y colores que acumulaban desecho, habría paso a lo que denominan el Mirador del Puerco.

Este lugar es conocido como la Quebrada del Cementerio. Está a unos 20 minutos de la ciudad y sigue siendo utilizado por la Municipalidad de Mariscal Nieto.

INSALUBRE. La Dirección Regional de Salud (Diresa) Moquegua, les recomendó hasta el cansancio que ya no lo hicieran; pero la comuna se escudó en el proyecto “Mejoramiento de la Gestión Integral de los residuos Sólidos Municipales” por un presupuesto de más de 23 millones y medio de soles.

Hasta la fecha el proyecto no se concretiza y mientras tanto, se continúa utilizando el botadero de la Quebrada del Cementerio.

El gerente de Servicios a la Ciudad de la Municipalidad de Mariscal Nieto, Rogelio Pari reconoció que “no funciona en las mejores condiciones”. Y está en lo cierto.

Aunque Moquegua, figura como una de las ciudades más ricas en el país, hallamos viviendas en medio de la basura. Estrechas chozas con sacos de polietileno cargado de plástico y apilado como paredes. Colchones viejos como camas y pedazos de malla Raschel acondicionada como si fueran los muros.

EN RIESGO. Mientras el vehículo se desplazaba, nos encontramos con un grupo de niños. Tendrían más de 10 años y se encontraban junto a sus mascotas, unos canes que estaban sucios, pero no parecía importarles, pues preferían la compañía de sus pequeños amos. Buscaban plástico y otros correteaban. Algunos cerdos se confundían entre los canes.

El olor parecía no importarles. Dos personas mayores, se deslizaban por la ladera de la montaña de basura. Todos juntaban plástico.

Nuestra presencia pareció no importarles a los recicladores.

Llegamos al Mirador del Puerco. Por fin apreciábamos la extensión de la quebrada y a su otro extremo se divisaba la Asociación de Pequeños Granjeros “La Rinconada” (APEGRALARDA). El paisaje de Moquegua se confundía con la inmundicia del lugar.

SIN RELLENO. La directora ejecutiva de Salud Ambiental de la Diresa, Rosario Araoz, explicó que para disponer de los residuos sólidos, se requiere de la construcción de un relleno sanitario.

Mostró su preocupación porque Moquegua, capital de la región, carece de uno, al igual que en la provincia de Ilo. “No está permitido utilizar botaderos. La ley de residuos no lo permite. Esto contamina el ambiente”, señaló.

Sin embargo más contaminante fue el espectáculo que finalizó mi visita al lugar más sucio de la región.

Descendimos a la Quebrada y estacionamos el auto en una carretera de trocha. Hacia la izquierda se ubicaba la asociación de criadores, mientras que a la derecha el botadero municipal.

PORCINOS. Ya había anochecido y en medio de la oscuridad una fila de puercos bloqueó el camino. Porcinos de diferentes tamaños, con manchas en el lomo y hasta formas, subían hacia la montaña de basura. Imaginé encontrarme con los cuidadores; pero no fue así.

Los animales se guiaban por sí solos. Uno encabezaba la peregrinación y el resto lo seguía. Algunos se desorientaban pero luego se unían a la fila. Todo indica que de las granjas, sueltan a a los animales para que solitos vayan y se alimenten de los desechos.

En la Dirección de Salud Ambiental indicaron que este caso ya fue detectado y que enviaron reportes a la Servicio Nacional de Sanidad Agraria (Senasa) y a la misma Municipalidad. También indicaron que recomendaron su reubicación.

Visitar el lugar más desagradable de Moquegua, resultó no ser tan peor que encontrártelo en tu plato. Aunque en la Diresa indicaron que hasta la fecha no reportaron casos de intoxicación por cerdo expendido en los recintos feriales.

SUSTENTO. Si bien este vertedero y el uso que le dan los criadores constituyen un problema medioambiental, es también la fuente de trabajo de decenas de personas de escasos recursos.

Al no haber encontrado un empleo no han tenido mayor opción que hacerse de unos cuantos cerdos y cebarlos en mercados y restaurantes.

Es común que en ciudades donde se carece de un relleno sanitario se utilice las depresiones naturales para verter la basura de manera casi clandestina. Los restos orgánicos al descomponerse se convierten en lixiviados que arrastran tóxicos hasta las aguas subtarráneas. En tanto que otras materias generan gas metano y CO2, gases de efecto invernadero, por lo cual es problema es más grave de lo que se cree.

La crianza de cerdos es una actividad que ya tiene décadas en la ciudad y que solo paulatinamente se ha ido alejando en su mayoría de Moquegua y San Antonio. Ahora se ubican en la Quebrada del Cementerio.