Paita se desangra por acción de la delincuencia
Paita se desangra por acción de la delincuencia

Le dispararon nueve veces con una perdigonera y luego lo remataron con un tiro de revólver que le entró por el costado izquierdo y en su recorrido le destruyó órganos vitales.

David Alejandro Tello Juárez, cuya edad no pasa todavía de los 17 años, se ha convertido en la última víctima de una suerte de “baño de sangre” que la delincuencia ha desencadenado en el puerto de , una de las ciudades que día a día se ha ido convirtiendo en una de las más inseguras del norte peruano.

Cifras del miedo. El asesinato alevoso y con extrema crueldad perpetrado contra este adolescente que planeaba convertirse en mecánico, se suma al reciente crimen del reconocido médico anestesiólogo, Telésforo León Velasco (58), asesinado a tiros por una banda de hampones que asaltó a punta de pistola un bus del servicio público de pasajeros en esa jurisdicción.

También es corolario de estos cinco primeros meses del año que han resultado fatal para los paiteños, desde que en enero varios disparos a quemarropa acabaron con la vida de Abel Paz Chapilliquén, el mototaxista asesinado por una banda de delincuentes presuntamente liderada por Alejandro Ramón Puchulán Espinoza, alias “Catita”.

Pasando por el mototaxista José Sandoval Campos (33) -quien el pasado 9 de abril fuera blanco de un grupo de sicarios que lo acribilló a balazos en la parte alta del puerto- entre uno y otro hecho de sangre se han contado ya casi una decena de asesinatos a sangre fría que han desangrado a esta otrora apacible joya del Pacífico en lo que va del presente año.

Sicarios en motokar. El adolescente David Alejandro Tello, más conocido entre los suyos como “Deibi”, fue asesinado cuando estaba en compañía de su pareja sentimental en el parque del asentamiento humano San Francisco de Asis, en la parte alta de esa localidad.

El salvaje crimen ha despertado la ira de una población ya convulsionada y que se ha visto obligada a vivir a “salto de mata” por culpa de la violencia callejera.

A David Alejandro Tello Juárez lo mataron dos presuntos sicarios que arribaron al parque a bordo de un mototaxi, aproximadamente a las nueve y 38 de la noche del sábado, según reportes policiales.

Las versiones que ha dado a la policía la sobreviviente del horrendo crimen, cuya identidad se mantiene en reserva por razones de seguridad, difieren por completo con la otorgada por testigos de lo que ocurrió esa noche fatal en la escena del crimen.

Dos versiones. Según la muchacha, ambos fueron atacados por la pareja de pistoleros cuando estaban a bordo de la motokar de color azul, blanco y plomo en que arribaron al lugar.

Los enamorados se habían citado para pasar juntos esa noche, según dijo a Correo la tía de la víctima, Delia Juárez Juárez.

La testigo declaró que los homicidas la obligaron a subir al trimóvil de placa desconocida y se la llevaron consigo hasta abandonarla en un sitio descampado.

Pero la policía ha recogido otra versión de los hechos: la víctima y su acompañante conversaban sentados en una banca del parque, cuando aparecieron sus victimarios y dispararon a matar contra el muchacho. Uno de los homicidas, vestido con una polera roja, se acercó a su objetivo ya herido de muerte y le descerrajó un último disparo con un revólver que le impactó en la región intercostal.

Quedó vivo. Pese a lo salvaje del ataque, el muchacho sobrevivió casi una hora, tiempo suficiente para que los vecinos lo auxiliaran y condujeran al centro de salud más cercano. Luego lo derivaron hasta el hospital Santa Rosa de Piura, pero no soportó el viaje y murió en el camino.

Antes de expirar, acusó a la chica de estar implicada en el atentado contra su vida y aseguró haber sido testigo de cómo se trepó a la moto donde llegaron sus atacantes. Incluso, dijo que la vio regresar unos minutos después al lugar en compañía de los dos hombres.

Dos asesinos, dos armas. El cuerpo de David Tello Juárez presenta heridas de PAF provenientes de dos armas diferentes, una perdigonera y un revólver calibre 38. En la escena del crimen la policía recogió seis cartuchos.

Los disparos los recibió en el estómago, las piernas, brazos y el tiro de “remate” (efectuado con un revólver) que finalmente lo mató.

A pesar del preocupante panorama que deja este nuevo asesinato en el puerto, la policía no parece dar alguna señal de reacción, pues sus intentos por frenar la ola de violencia que sacude a toda la región se han estrellado contra su propia inoperancia.

Al general Dennis Pinto Gutiérrez, jefe de la Región Policial de Piura, le corresponderá hoy dar una respuesta efectiva a esta ola de crímenes en el principal puerto del norte del país.

Los paiteños, y todos los piuranos, no ven con buenos ojos que un manto de impunidad se cierna sobre estos hechos.

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