Piura: Comerciantes  convierten sus casas en puestos
Piura: Comerciantes convierten sus casas en puestos

Recorrer las calles de la es diferente en esta época de la emergencia, ya que debido al cierre del mercadillo de Sullana y Bellavista, por ser catalogado por las autoridades como un principal foco infeccioso del COVID-19, más de 500 comerciantes han decidido instalar sus puestos en el frontis de sus viviendas e incluso lanzar ofertas de sus productos para atraer a los clientes y así poder sostener a sus familias.

VERDURAS, CARNES Y PESCADOS

En un recorrido, comprobamos que varios comerciantes que residen en los asentamientos El Obrero, Buenos Aires, Santa Teresita, Nueve de Octubre de Sullana, además de diversos sectores del distrito de Bellavista, han tenido que sacar sus mesas y toldos para ofrecer sus productos en el frontis de sus inmuebles.

“Llevaba 7 años en el mercadillo de la avenida Buenos Aires y he tenido que recurrir a sacar mis productos (al frontis), porque de esto vivimos con mi familia. Mi esposo no puede trabajar y mis hermanos que laboraban en Trujillo y Chiclayo, han tenido que regresar porque no tienen trabajo. Además, tengo dos hijos y también a mis padres. Todos vivimos y dependemos de este negocio”, señaló una comerciante que pidió mantener su nombre en reserva y que vende pollo y verduras en el frontis de su casa, en Buenos Aires.

En sus alrededores, los vecinos expresaron que se sienten bien con su presencia, ya que dijeron que aparte que ofrecen sus productos cubiertos con plásticos y los protocolos de seguridad, mantienen los precios como en el mercadillo.

“Podemos comprar acá cerca y no salir lejos de nuestras casas por temor a contagiarnos del virus”, dijo una vecina.

Así como ella, otros comerciantes, ayudados por sus hijos, también ofrecen gran variedad de frutas en los exteriores de sus casas, en los alrededores de la parte posterior del cuartel Miguel Cortés, del asentamiento humano Santa Teresita. Asimismo, otros convirtieron sus inmuebles en puestos de venta de pescado y carnes en el mismo sector, que es muy concurrido.

“Yo era payaso y porque no hay eventos para trabajar por la emergencia decretada por el gobierno, decidí con mi amigo ir temprano a comprar pescado y venderlo en esta zona a la población para poder subsistir”, señaló el joven de iniciales C.T.C.

VENTA DE ROPA

Otros casos son de los esposos Rosa Haydee La Chira (62) y Mario Pacherrez Zapata (62), que llevan más de 25 años en este rubro y son conocidos en el mercadillo de la transversal Dos de Mayo, que está cerrado, y que han tenido que desembolsar sus productos y ofrecer todo tipo de ropa para bebés, niños y adultos a precios bajos e incluso, lanzar algunas ofertas, para atraer a sus clientes.

“Hemos tenido la necesidad de sacar nuestros productos al frontis de nuestras casas, para poder solventar nuestros gastos, ya que no tenemos ingresos para la comida. No vendemos como antes, pero gracias a Dios alguito para la comida. Además, no hemos recibido ningún bono que otorgó el Estado. Estamos inscritos en la municipalidad, ya que tenemos 25 años trabajando en este rubro y es casi toda nuestra vida”, dijo doña Rosa La Chira, que ofrece ropa a precios cómodos, en la segunda cuadra de la calle Manuel Coloma de El Obrero.

Cerca de ellos, también lo hacen otras comerciantes que venden con sus mascarillas e, incluso, tienen desinfectantes para los clientes que llegan a comprar sus productos.

HACEN DELIVERY

También, se notó puestos de todo tipo de abarrotes, verduras, pescado, carnes y frutas en las diversas calles del distrito de Bellavista.

Otros comerciantes, aparte de vender en sus inmuebles, han decidido, según señalaron, ayudar a sus clientes en llevarles sus pedidos hasta sus casas, solo pagándoles adicionalmente el costo de la carrera de mototaxi, para así evitar que salgan de sus inmuebles por la pandemia del coronavirus.

“Estamos vendiendo como en el mercadillo y sin exagerar los precios”, señalaron.

CAMBIARON DE GIRO. La crisis no solo afectó a los pequeños comerciantes, sino también a los dueños de conocidos restaurantes que decidieron cambiar de giro y ahora venden productos de primera necesidad y carnes en el cercado de Sullana.

Tal es el caso del restaurante Naos de la cuarta cuadra de la calle Bolívar, cuyo dueño Elvin Romero, junto a su esposa, ahora atienden a sus nuevos clientes en su local donde antes degustaban los potajes típicos.

“Por la necesidad de mi familia y porque tengo una hija en el colegio y otra en la universidad, decidimos abrir esta bodega, donde ofrecemos productos de primera necesidad y pollo con todos los protocolos de salubridad”, enfatizó Romero.

TAGS RELACIONADOS