Durante la pandemia se registró el traslado de 337,870 estudiantes de instituciones privadas a las públicas. También se incrementó la tasa de deserción escolar.
Durante la pandemia se registró el traslado de 337,870 estudiantes de instituciones privadas a las públicas. También se incrementó la tasa de deserción escolar.

La educación constituye un pilar fundamental para el desarrollo y el mejoramiento de la competitividad de un país. Sin embargo, el ámbito educativo es la asignatura que el Estado no logra aprobar desde siempre, siendo aún más evidente en tiempos de la COVID-19.

A tres meses de las Elecciones Generales 2021, los candidatos al Congreso de la República aún no han planteado propuestas claras para resolver el problema. Pero, ¿qué deben tener en cuenta los próximos congresistas que representen a Piura en el Parlamento?

PROBLEMÁTICA

Para el especialista en Gestión Educativa y Educación Rural de la Universidad de Piura (UDEP), Carlos Távara, debido a que este año seguirá marcado por la pandemia por el coronavirus, se deben plantear propuestas reales sobre acceso a las tecnologías de información.

“Es importante asegurar lo más pronto posible el acceso a tecnologías de información, el acceso al internet que puedan tener los alumnos, lo que ha pasado primero es que como nadie se esperaba la pandemia, han enviado poca cantidad de tablets a Piura, y las que se han distribuido tienen problemas. Si no superamos esa situación, por más programas de índole virtual que hayan, no se va a poder llegar a los niños de manera satisfactoria”, acotó.

Teniendo en cuenta que miles de niños y adolescentes no culminaron sus estudios en el 2020 por la falta de herramientas digitales como televisión, radio, internet o celular, Távara recomendó generar políticas públicas ligadas a resolver cuanto antes dicha problemática. De lo contrario, este año habrá una mayor tasa de deserción escolar.

“Si bien el aislamiento social nos tiene confiados, existen niños que deben caminar por horas para acceder a una señal de radio, y así poder escuchar la clase programada. Otros, simplemente no cuentan con internet o un televisor. Otro inconveniente que está pasando es en cuanto a las carpetas de recuperación de aquellos niños que tienen que desarrollar de manera autónoma. Esta fase de autoaprendizaje se realiza entre enero y febrero, pero los niños no tienen acceso al material porque están de manera virtual. Vemos que algunos niños ya empezaron el programa, pero no tienen un recurso físico que asegure su desarrollo para alcanzar su mínimo de competencia”, agregó.

Távara –quien es colaborador docente de la Facultad de Ciencias de la Educación dela UDEP-, consideró que, a nivel de funcionarios públicos, carecemos de líderes que propongan políticas públicas que generen cambios importantes en el sector educación.

“No tenemos congresistas que hayan convocado a una mesa por educación, y cuando se trata de invitar, rehúyen, por qué no hacen una política partidaria y se enfocan en el bien común de los niños. Establecer una mesa que permita determinar lineamientos claros, no de urgencia, sino a resolver necesidades educativas regionales; es importante generar alianzas entre organizaciones para unificar esfuerzos y no duplicar gastos de recursos y energías”, mencionó.

LA DESERCIÓN ESCOLAR

Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), en 2019, solo el 39.5% de los hogares peruanos tuvo acceso a internet, pero en las áreas rurales, este porcentaje disminuye al 4.8%. Aunque en los últimos años, la tasa de deserción escolar había presentado una tendencia a la baja, durante el 2020 experimentó un aumento producto de la crisis sanitaria.

De acuerdo con cifras del Ministerio de Educación (Minedu) la tasa de deserción interanual 2018-2019 en primaria pasó del 2.5 al 1.3% y, en secundaria, del 4.1% al 3.5%. Empero, en el 2020 se estima que la deserción escolar en primaria se incrementó del 1.3% al 3.5% y, en secundaria, pasó del 3.5% al 4% a nivel nacional.

Por otro lado, el Minedu reportó que en el 2020 se trasladaron 337,870 estudiantes de instituciones educativas privadas a públicas, esta absorción fue del 18.7% en primaria, del 17.5% en secundaria y del 11.5% en inicial.

Al respecto, el decano del Colegio de Profesores, William Bayona, estimó que la deserción escolar afectó, sobre todo, a estudiantes de la sierra de Piura, que no tuvieron acceso a herramientas digitales para acceder a las clases.

“El contacto directo entre maestro y estudiante se ha perdido, se ha sentido esa lejanía. A principios del 2020 sí había un poco de interacción, pero de medianos a fin de año, ha mermado, aunque se han hecho los esfuerzos para recuperarla”, señaló.

Bayona informó que este problema genera gran preocupación debido a que los estudiantes, sobre todo de los últimos grados de educación secundaria, han perdido contacto con los docentes por distintos motivos. Uno de ellos es la falta de equipos e Internet, por la crisis económica que los obligó a apoyar a sus padres en actividades comerciales y la desmotivación por la falta de atención del Gobierno.

“Valoramos la labor que vienen realizando algunos maestros, quienes al percibir que sus alumnos no cuentan con los medios de comunicación exigidos por la educación remota, ellos mismos les han proporcionado lo necesario. Además, ante la falta de apoyo del Estado, muchos maestros han tenido que invertir su dinero para mejorar sus planes de telefonía o internet”, puntualizó.

Un modelo de desprendimiento, entrega y vocación a la enseñanza es la de los docentes Milko Correa y Rogey Zurita, quienes tuvieron que recorrer miles de kilómetros para impartir conocimiento a sus alumnos de Samanga (Ayabaca) y Tuluce de Sóndor (Huacabamba), respectivamente. Empero, el escenario suscitado provoca indignación, porque los derechos de los profesores y alumnos se han visto menoscabados con mayor ahínco en la cuarentena.

“¡Basta de pagar un salario mísero a los profesores! ¡Basta de la podredumbre de un sistema educativo! ¡Basta de ridiculizar la educación peruana!” Todos estos años hemos sido títeres de gobiernos que soslayan la educación a lo más ínfimo. Los niños merecen un servicio de calidad, sin estimar recursos económicos”, finalizó.