Una luz de esperanza iluminó ayer a las familias refugiadas que se encuentran en el colegio José Carlos Mariátegui de Castilla, provincia de Piura, luego que una madre que lo perdió todo en Catacaos a causa del desborde del río Piura, alumbrara a su quinto retoño.
Ocurrió ayer por la mañana cuando María Gonzáles comenzó a sentir los dolores de parto. Rápidamente fue trasladada al centro de salud de Tacalá en donde alumbró a una hermosa niña que pesaba tres kilos.
Luz Esperanza es justamente el nombre que ella y su esposo Jorge Silupú le pusieron a la bebé, porque simboliza el camino que los impulsa a seguir adelante, y la esperanza en que se repondrán de esta tragedia que ha afectado a miles de moradores de Catacaos y Cura Mori, en el Bajo Piura.
Jorge, quien se dedica a cargar bolsas de cemento de los camiones de Pacasmayo, contó que el domingo no durmieron porque les dijeron que el río se iba a salir.
"Entonces saqué a mis hijos y los lleve a casa de un amigo en Castilla. Luego regresé por mi esposa, pero el río ya se había salido. Los policías y unas enfermeras me ayudaron a sacar a mi esposa, me dejaron en Simbilá y entonces cogí una carro que me llevó a Castilla”, recuerda.
“Ayer fui a ver mi casa en el Bajo Piura y ya no encontré nada: todo se lo ha llevado el río. Tengo que empezar de nuevo por mis hijos y por mi pequeña Luz Esperanza…”, afirma Jorge Silupú.