Piura: Rondas campesinas bloquearon rescate por oposición a la minería
Piura: Rondas campesinas bloquearon rescate por oposición a la minería

El 17 de julio, a las 3:30 de la madrugada, unos cuarenta rescatistas de la Policía Nacional, entre ellos 12 efectivos de la USE y dos especialistas contratados por la empresa Río Blanco, partieron al antiguo campamento cuprífero en Huancabamba en busca de la expedición perdida desde el día 11 de ese mes.

Por entonces, todavía no se conocía la real magnitud del incidente que culminó después con la muerte de tres de los desaparecidos y el rescate con vida de solo uno de ellos.

La única información que manejaban las autoridades estaba en una denuncia efectuada ante el Departamento de Investigación Criminal (Depincri) de , sobre la desaparición de cuatro trabajadores de la minera y el secuestro por parte de ronderos de Curilcas (Ayabaca) de seis personas que los acompañaban en una misión de exploración de nuevas rutas hacia el proyecto minero.

impidieron el paso. La patrulla que, en ese momento, iba al rescate de Zózimo Orlando Pastrana Quezada (36), Aleida Verónica Dávila Montes (34), Manuel Humberto Herrera Peña (25) y Segundo Manuel Tacure Saavedra (28), se movía en cuatro camionetas policiales y detuvo intempestivamente su marcha en el caserío El Carmen.

A la entrada de esa localidad, perteneciente al distrito El Carmen de la Frontera, el grupo de rescate se topó con una trinchera de piedras y troncos que era custodiada por 50 ronderos hostiles, provistos de chicotes, palos y hondas. La barrera humana se extendía hasta las partes altas del cerro que domina el único acceso al campamento minero por vía terrestre.

El comandante PNP Óscar Novoa Boza, quien lideraba la patrulla de búsqueda, optó por evitar la confrontación y la pérdida innecesaria de vidas.

Se replegó hasta el cruce de Huanchumo, un kilómetro antes de El Carmen y en compañía del comisario rural de Sapalache, avanzó a la zona de bloqueo en un intento por negociar el pase de los rescatistas por razones humanitarias.

Los desviaron. Lejos de desbloquear el camino, los oficiales fueron conducidos al local de las rondas para una reunión “de urgencia” con líderes ronderiles de El Carmen, Rosarios Bajo, Rosarios Alto, el juez de paz y el teniente gobernador.

Allí, los ronderos que ya sabían a qué venían (el día anterior la policía comunicó a las rondas de Sapalache la llegada de personal policial para la búsqueda) les dijeron que ellos no tenían secuestrado a nadie y trataron de desviarlos señalando que los extraviados podrían haberse dirigido hacia San Ignacio (Cajamarca) o habrían cruzado la frontera con Ecuador.

La policía hizo un último intento para que liberen la vía de acceso, pero se negaron rotundamente. Por el contrario, propusieron que sean los propios ronderos, con apoyo de algunos medios de prensa, los que se encarguen de buscar a los extraviados, para que una vez sean encontrados puedan denunciar al gobierno y la empresa minera “por no respetar la voluntad popular de no querer actividad minera alguna en la zona”.

Ya estaban muertos. Las patrullas de rescate tuvieron que dar media vuelta y perdieron un valioso tiempo buscando una nueva ruta de acceso a la zona, esta vez a través de la provincia de Ayabaca.

Para la noche del 17 de julio, el comandante Novoa recibió una extraña llamada de un dirigente antiminero de la zona de bloqueo. Le dijo que las rondas habían acordado buscar desde el día siguiente (18 de julio), a los empleados de Río Blanco Copper, para demostrar que “son ellos (los mineros) quienes exponen a su personal a pasar estos malos momentos”.

Para entonces, ya el topógrafo Orlando Pastrana y el cocinero Segundo Tacure yacían sin vida en lo alto del Cerro Negro. El único que alcanzó a sobrevivir a esta tragedia, Manuel Herrera, había dejado a la periodista Aleida Dávila en esa misma zona, a merced de la inclemencia del clima y sin agua ni alimento.

Curilcas. En Ayabaca, la historia de hostilidad de las rondas fue la misma, pues el fiscal Wilmer Pérez tuvo que convencer a los ronderos de Portachuelo (Yanta) para que dejen pasar al equipo de búsqueda.

En Curilcas, las rondas secuestraron, castigaron y expulsaron a los seis guías que bajaron por ayuda, igual como lo hicieron el 2005 cuando emboscaron a la comitiva de Relaciones Comunitarias de la exMajaz, y se llevaron a la antropóloga francesa Cristine Boulan y José Arrieta.

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