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Desde tempranas horas del día martes, decenas de comerciantes del Mercadillo de llegaron provistos de palos y sacos para levantar sus puestos entre los escombros que dejó el dantesco incendio. Armados de valor por la necesidad de llevar un pan a sus casa, improvisaron puestos de venta en medio de la nada, desde donde atendieron a su clientela que fue en busca de pescado, carne, frutas y verduras.

En una entrevista a Correo, parte de estos clientes dijeron estar a favor de la reubicación del mercadillo de Sullana, pero también se solidarizaron con los vendedores que lo perdieron todo a consecuencia de fuego.

“Puedo comprar en otro lado, pero prefiero venir donde ellos y apoyarlos en cierta parte con compras pequeñas. Yo estoy a favor de la reubicación, pero en este momento no es oportuno sacarlos. En todo caso habrá que esperar que la municipalidad les otorgue un lugar en donde ellos puedan seguir vendiendo, porque tienen bocas que mantener”, explicó Silvia Hernández Ojeda, quien es casera de uno de los comerciantes que ayer armó su puesto en medio de la nada.

Por el contrario, otros sullaneros, expresaron la necesidad de que el alcalde provincial, se arme de valor y reubique a los comerciantes que desde hace más de 30 años vienen ocupando las vías públicas.

“En vez de tomar el toro por las astas y ordenar la ciudad, está apoyando la informalidad, porque no es posible que los comerciantes vuelvan a vender en un mercado considerado como una bomba de tiempo”, precisó Antonio Enrique Cevallos, morador del barrio Buenos Aires en Sullana.

FALTA DE DECISIÓN. Justamente, el alcalde provincial de Sullana fue en claro en señalar que “no habrá reubicación” dando pie a que los comerciantes afectados vuelvan a instalarse sobre la zona siniestrada, a pesar que el Ministerio Público y Defensa Civil, advirtieron en su momento de una tragedia de grandes proporciones debido a que el lugar es considerado “una bomba de tiempo latente”.

“Los comerciantes de la avenida Buenos Aires afectados por el incendio, no serán desalojados de dicha zona, descartando con ello el aprovechamiento político de la tragedia”, precisó Távara.

En ese sentido, en horas de la mañana de ayer, algunos comerciantes llegaron hasta el mercadillo de Sullana, temerosos de que su terreno sea invadido por otros damnificados. En cambio, hubieron madres de familia que amanecieron entre los escombros, como si acaso hubiese la orden de desalojarlos.

“No nos queda otra que salir adelante por nuestros hijos. En mi caso tengo un nieto de un año al que cuido. Por eso no me puedo dar el lujo de descansar sino seguir y levantarme de esta tragedia si es necesario”, contó María Llahuana Llacsahuanca, quien es natural de Marcavelica y perdió su mercadería y dinero en efectivo el día del pavoroso incendio.

“Intenté rescatar algo pero no se pudo incluso los billetes eran papel carbón, no nos quedó nada más que llorar”, sostuvo la afligida madre de familia.

Caso similar es del anciano Juan Hipólito Ruiz Gallo, quien a sus 84 años armó su puestos de palos y sacos para atender a su fiel clientela. Él contó que con el dinero que gana diariamente por la venta de alfalfa, costea sus alimentos, ropa, pasajes y medicamentos, puesto que tiene principios de diabetes.

“Qué puedo hacer yo que ya estoy viejo, nada más venir y cuidar mi pequeño puesto que es mi único sustento. Además hay gente que le gusta lo fácil y quiere entrar para conseguir un lugar, es por eso que nos mantenemos atentos para evitar eso”, contó el anciano a quien le robaron de su puesto su motor para picar alfalfa valorizado en 7 mil soles.

Así como él, el comerciante Roberto Carmen Pulache buscó entre los escombros su caja de metal donde guardaba su dinero, pero solo encontró billetes calcinados. “Tenía guardado dos mil 500 soles”, dijo.

NO SE VAN. Precisamente, un grupo de madres comerciantes dijo que solo muertas las sacan del mercadillo.

También criticaron la ausencia del alcalde distrital de Bellavista, en la zona devastada.

“Para cobrar son los primeros y sino les pagas vuelven a venir, pero ahora ante un hecho como este incendio brillan por su ausencia”, sostuvo la comerciante Rosa Valdés Rivera. Otros en cambio, pedían limosna para parar la olla común. “No nos vamos a mover y aquí dormiremos si es posible”, señalaron. 

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