Por toda la estepa andina, se extiende el ichu, una planta que la población local ha usado tradicionalmente para la alimentación del ganado o la elaboración de canastas y soga. No existen numerosas referencias bibliográficas sobre este recurso, pero en 2015 una investigación entre el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y la Universidad de Ingeniería y Tecnología de Perú (UTEC) arrojó que las fibras de ichu poseen una conductividad térmica excepcional.
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A partir de este estudio, un grupo de jóvenes trabajadores de Bear Creek Mining, empresa especializada en la exploración minera, están dando continuidad a las investigaciones. En colaboración con el Centro de Innovación Tecnológica de Corani (CTIC) están desarrollando diferentes iniciativas para mejorar la calidad de vida de la población.
A partir de la fibra de ichu mezclada con una resina especial se han fabricado paneles para mejorar el aislamiento de viviendas y se ha motivado la creación de domos, unas pequeñas viviendas con forma de iglú. Éricka Sayra, responsable del Área de Química en Bear Creek Mining, explica: “Ahora utilizamos el ichu como materia prima principal a modo de aislante térmico, acústico e ignífugo”.
Mirada al espacio exterior
A más de 4.000 metros de altitud, la temperatura no es el único factor con el que la población debe lidiar. El índice de radiación ultravioleta (UV) en esta zona es elevado. Los jóvenes de este centro ven esta situación como una oportunidad para desarrollar productos como protectores solares a partir de ichu e, incluso, imaginar la posibilidad de crear trajes espaciales empleando este material.
Detrás de esta última idea se encuentra Andrés Franco, nombrado gerente general de Bear Creek Mining en Perú el pasado mes de febrero. Este licenciado en Administración, con especialización en Biología, Química y Medicina, cuenta en una conversación por videollamada con MIT Technology Review en español que la idea surgió al ver los problemas que sufrían los visitantes que acudían a Corani, tales como el conocido ‘mal de altura’.
Pensó entonces en un traje turístico con el que paliar ese tipo de problemas, pero pronto imaginó integrar esta visión en los trajes espaciales. “La intención es crear un producto con recursos locales, pero que genere un beneficio increíble en la sociedad y que permita a las personas estar cómodas en estos lugares con climas especiales”, asegura.
Por el momento, se trata de una idea que se encuentra en una fase temprana de desarrollo. Según explica Franco, tan solo se ha creado una tela a partir de ichu sobre la que están experimentando. Para la creación de este tejido han mezclado este recurso natural con otros materiales como la sosa cáustica, la glicerina, nanómetros de plata -utilizada para generar campos magnéticos y eléctricos- y el cushuro, un alga que crece en lagunas y arroyos de Los Andes, y que cuenta con una gran capacidad de protección contra la radiación ultravioleta.
La investigación realizada en torno al ichu por los jóvenes trabajadores de Bear Creek Mining responde al proyecto de innovación social que la compañía está desarrollando en Corani.