Las autoridades se dirigieron hasta samán para descubrir la tumba, pero todo fue una treta del asesino confeso. Juliaca. Foto/Difusión.
Las autoridades se dirigieron hasta samán para descubrir la tumba, pero todo fue una treta del asesino confeso. Juliaca. Foto/Difusión.

Finalmente, el confeso asesino Hugo Chura Acarapi (50) habló sobre el sitio donde enterró por casi 17 años a su esposa Olga Cahuapaza Ccuno (36), luego de esta falleciera en circunstancias aún no esclarecidas.

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Chura Acarapi no quiso dar a conocer el sitio de la tumba, incluso engañó a las autoridades de la Policía Nacional del Perú y del Ministerio Público, a quienes dijo, preliminarmente, que la había enterrado en las cercanías del puente Ramis (vía Juliaca – Huancané).

Ayer volvió a mentir y condujo a las autoridades hasta la jurisdicción del distrito de Samán, sobre la misma vía Juliaca – Huancané, donde supuestamente había mantenido el cadáver de la víctima, pero era falso.

Las mismas autoridades escarbaron algunos centímetros de tierra y concordaron de que la versión era inverosímil.

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Presionado por la Policía Nacional y ante el reclamo de los familiares, el hombre tuvo que confesar que mantuvo el cadáver de Olga Cahuapaza en la misma casa donde residía, en el jirón Paso Alegre de la ciudad de Juliaca.

Efectivamente, en el patio de la casa, la tierra había sido removida recientemente, de donde habría sacado los restos que esta semana hizo aparecer en público y ante las autoridades.

Lo raro es que el inquilino que se alojaba en la vivienda no habría notado nada raro, pese a que la tumba estaba prácticamente en la puerta de su habitación.

Es por eso que los familiares de Olga Cahuapaza sospechan que el crimen tuvo cómplices, uno de ellos sería el inquilino (un músico NN) y la supuesta amante del victimario Hugo Chura.