Ante la demanda de alimentos por el crecimiento poblacional, la acuicultura se ha consolidado como una de las soluciones idóneas para satisfacer las necesidades de proteína animal, especialmente cuando los intereses comerciales se alinean con el desarrollo sostenible.
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Gracias al lago Titicaca, lagunas, ríos y a unas condiciones ambientales excelentes, pero también al impulso de una industria local innovadora y a un entorno regulador estable, Puno ha logrado convertirse en un referente mundial en el sector acuícola, con una producción que superó los 1,4 millones de toneladas en 2019 y un volumen medio anual de más de 1,2 millones desde 2003.
Recuperación. Según el director de Acuicultura e Investigación de la Dirección Regional de la Producción (Direpro), Hipolito Mollocondo Hualpa, la producción de trucha no logra recuperarse comparativamente al año 2018 por el cambio climático y la crisis sanitaria ocasionada por la Covid-19.
“En el 2018, se registraron 46 mil toneladas, en 2019 bajó a 29 mil toneladas por los fuertes ventarrones ocasionados por el cambio climáticos. En el 2020, por el Covid-19 no se pudo levantar, pero se logró 31 mil toneladas En el 2021 llegó a 32 mil toneladas”, aseguró el funcionario.
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Oportunidad
Para Mollocondo Hualpa, la acuicultura es la única forma de recuperar la producción de trucha y otras especies nativas que se encuentran a punto de desaparecer. Pero por sobre todo, añadió, que los distintos niveles del gobierno deben priorizar el sector productivo para garantizar la seguridad alimentaria.
En la región de Puno, aproximadamente, 30 mil personas viven de la producción de trucha. Según el director de Acuicultura de la Direpro, el consumo per cápita de hace 20 años era de 7 kilos por persona por año, ahora se incrementó a 12 kilos. También se abastece a los mercados de Cusco, Abancay, Puerto Maldonado, Arequipa, Moquegua, Tacna y Lima”.
Reveló que aproximadamente el 50% de la trucha producida en Puno va a Desaguadero, probablemente con destino a Bolivia. La mayor parte del otro 50% es consumida en Puno y lo demás se vende a otras regiones.
A través del proyecto Truchas Titicaca se prevé que la producción recupere los índices anteriores. En el 2020 se invirtió más de S/31 millones para más de 100 asociaciones.