La situación se va complicando aún más en varios sectores. Foto/Difusión.
La situación se va complicando aún más en varios sectores. Foto/Difusión.

Todo tiene un límite. El sector turismo sufrió un duro revés durante la pandemia de la COVID-19 y, aunque en el 2022 inició un lento proceso de recuperación, la situación de conflictividad en Puno parece haberle dado una estocada fatal. La festividad de la Virgen de la Candelaria abrió una luz de optimismo para los cientos de negocios relacionados con el turismo, pero la cancelación de sus principales actividades terminó por disipar cualquier esperanza.

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Según el INEI, el sector turismo generaba más de 80 mil puestos laborales sostenidos en Puno en actividades como alojamiento, restaurantes, agencias de turismo y comercio, entre otras. Hoy esos puestos de trabajo ya empiezan a perderse. Habiéndose sobrepasado el mes de paralización de todas las actividades económicas formales y manteniéndose bloqueadas las vías de acceso a la región, las diversas empresas no tienen manera de sostener sus gastos, entre ellos, el del personal. Según la Cámara de Comercio de Puno, al 1 de febrero las pérdidas en turismo alcanzan los 14 millones de soles, y son ya múltiples los casos de trabajadores que han pasado a suspensión perfecta o corte de sus contratos. Y el número seguirá en aumento vertiginoso en las próximas semanas.

La región altiplánica es conocida como “La capital del folklore peruano”, debido a las más de 350 danzas ancestrales y por su mundialmente famosa Fiesta de la Virgen de la Candelaria. Ello, sumado al turismo lacustre, histórico-cultural y de aventura, explica las más de 900 mil visitas que registró Puno en el año 2019, antes del inicio de la pandemia. Hoy, debido a las violentas protestas que ocurren a lo largo de la región, ese número se ha reducido casi a cero.

La misma situación laboral podría replicarse prontamente en otros sectores de la economía altiplánica que también se encuentran paralizados, como el minero, el hidroenergético y la construcción.