Puno: conozca el misterio de  "La dama de la Candelaria"
Puno: conozca el misterio de "La dama de la Candelaria"

Hace unas semanas, el escritor arequipeño, Pedro Román Medina Martínez, presentó el libro “La Dama de la Candelaria”, novela que detalla episodios propios de la festividad religiosa y altiplánica más grande del Perú y que además resalta la belleza de la mujer puneña. Diario Correo conversó con él sobre esta atractiva y misteriosa historia.

¿Cómo surge su fascinación por la festividad de la Virgen de la Candelaria? Yo soy arequipeño, nací en el valle de Majes, en Huancarqui y viví mi niñez y estudios en Corire; sin embargo, estuve muchos años trabajando en Puno, tengo una hija con una mujer puneña. La admiración por esta fiesta deviene del hecho que desde que llegué a Puno, vi una cultura y fe alrededor de la virgen sin precedentes. No existe otra latitud en la que la fiesta tenga las connotaciones e importancia cultural, devocional, dancística que tiene en nuestro querido Perú, específicamente en Puno. Es mayor que la virgen de Guadalupe por ejemplo. Sin menospreciar y con todo el respeto a nuestros hermanos mexicanos.

Cuéntenos un poco sobre su última publicación “La Dama de la Candelaria”. ¿Cuánto tiempo le tomó escribir este libro? La Dama de la Candelaria es una novela que a mí me gusta llamar “género o novela total”. Pero si tuviéramos que especificar, diría que es esencialmente una historia de amor. La novela nace del hecho real, de una experiencia del autor. En ella se narra una historia de amor trunca, desbordante, triste, desafiante. Daniela, “La Dama”, motivo de esta historia es una mujer puneña, bailarina y modelo, que provoca en el autor una intensa búsqueda, desafío y misterio para desentrañar el porqué del rechazo de la Dama a sus pretensiones de amor. Me llevó un mes y medio escribir La Dama. Fue emocionante, porque iba escribiendo mientras sucedían las cosas y algunas veces, me adelantaba a lo que ocurría. Alegría, tristeza, rabia y muchas otras emociones se fueron dibujando mientras escribía. Fue además fascinante.

¿A quién está dedicada La Dama de la Candelaria? ¿Sabe que me está haciendo una pregunta difícil? Le diré primero que, por supuesto, la Dama es puneña, bailarina de Tuntuna y entre otros, modela según sé. En la novela aparece como Daniela, más no es su verdadero nombre. Tenía que protegerla. Creo que si desean averiguar más al respecto, tienen que leer el libro. Quizá logren adivinar. Si alguien lo descubre con pruebas, le regalaré un libro y le invitaré a una cena.

¿Qué otros proyectos tiene en mente? Bueno, hay otro proyecto, otra propuesta que se titula “La Verónica”. Se encuentra actualmente en proceso de concurso en Europa y será publicada aproximadamente en Julio o Agosto de este año en Lima y seguramente en Madrid. En realidad “La Dama de la Candelaria” es mi segundo proyecto terminado, pero mi primera publicación.

Bueno el siguiente proyecto es un thriller político, cuyo título me lo reservaré por el momento, y tendrá como locaciones las ciudades de Lima, Cusco y Santiago de Chile. También debo mencionar que La Dama de la Candelaria será una saga, cuya segunda parte si Dios lo permite, la presentaremos también en la fiesta de la Candelaria del año entrante y cuyo título en este caso me atrevo a revelarlo porque ya está avanzado. El título será “La Danza del Trueno” y será el capítulo siguiente de La Dama, donde esperemos que el final de la historia sea feliz.

¿Cómo nació esta vocación de escritor? Aquí tengo que decirles algo muy importante a los padres de familia, a todos aquellos que tienen hijos, escuchen bien; esos niños o jóvenes que fabulan, que inventan historias, a quienes llamamos despectivamente “chamulleros”, deben ser orientados.

A esos padres quiero llamarles la atención, en el sentido que alienten y canalicen esa habilidad de sus hijos, esa imaginación y no la “castiguen” como un defecto o patología. Los niños o jóvenes con esas habilidades son especiales y deben ser alentados, porque estamos ante fabuladores en potencia, escritores, dramaturgos, futuros y potenciales políticos. Apóyenlos. En mi caso fueron años de vocación desperdiciada. Años de postergación del verdadero yo, por una búsqueda material, una búsqueda económica en lugar de una búsqueda profunda de sentido y realización. 

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