Hoy, al recordarse el natalicio del ilustre historiador tacneño Jorge Basadre Grohmann, el doctor Ernesto Yepes del Castillo hace mención de algunos de sus pensamientos, destacando en esta ocasión que el hijo predilecto de Tacna cuestionó que se subestime el factor indígena, recalcando que es la cultura autóctona peruana.
LIBRO
Yepes, en un resumen para Correo, da cuenta textualmente de lo que pensaba Basadre en “El marginado factor indígena en la vida peruana” (Basadre 1978).“El autor expresa que hállase en desacuerdo con cualquier frase que en Perú: Problema y Posibilidad, de un modo u otro, lleve a una subestimación del factor indígena en la vida nacional. Cometimos durante un tiempo el error de supervalorar lo que nos une en el Perú; y el de subestimar los factores de desintegración. Diversos viajes realizados en el “Perú profundo” (frase que nosotros acuñáramos hacia 1947) nos convencieron de nuestro error. Al mismo tiempo, vimos los comienzos, el desarrollo y la explosión del fenómeno inmigratorio desde la sierra hasta Lima y otras ciudades de la costa a partir de 1945. Diríase que se traslada a los hechos lo que narró César de la Jara en su cuento “Las ojotas porfiadas” publicado en Caretas hacia 1959. Allí muchedumbres de indios silenciosos, apretados, caminan y caminan por los villorios, los arenales, las urbes y llegan hasta la Plaza de Armas y el Palacio de Gobierno”.
“El fenómeno más importante en la cultura peruana del siglo XX es el aumento de la toma de conciencia acerca del indio entre escritores, artistas, hombres de ciencia y políticos. Dicho personaje es hoy un elemento fundamental en nuestra existencia colectiva aunque no sea el único en significación e importancia.
Como evidencias de un radial cambio de actitud nuestra frente a lo indígena, pueden verse: La promesa de la vida peruana, Editorial Mejía Baca, Lima, 1959, págs. 17, 24, 32, 34, 35-39, 45-46, 55-63, 121-122; Perú vivo, Editorial Mejía Baca, Lima, 1966, págs. 16-19, Historia de la República del Perú, 6ª. Edición, Editorial Universitaria S.A., 1968-1969, a lo largo de numerosas páginas y volúmenes”.
TESTIMONIO
“El español es hablado, hoy mismo, como lengua única tan sólo por el 50% de la población del Perú y por el 20% como segundo idioma. Un quinto de los habitantes de este país ha conservado, pues, su habla vernacular. Utilizan el quechua 2 millones y medio de personas, entre las cuales hay un millón y medio de monolingües. El aimara vive en unos 300,000 individuos. En la región amazónica hay como una docena de familias lingüísticas separadas por dialectos”.“El valor de los dos grandes idiomas andinos es enorme para todo el que quiera conocer las altas culturas del Perú prehispánico, así como la perdurabilidad de sus formas y de su espíritu a través de los siglos. Interesan tanto el uno como el otro, pues, al historiador, al geógrafo, al literato, al antropólogo, al etnólogo, al folklorista, al jurista, al funcionario público, al educador, al sociólogo, al religioso y al político y no sólo al lingüista”.
“El proceso de enseñar a leer y a escribir a los niños y adolescentes y el de impartir la educación fundamental, necesita tener el complemento y el paralelo indispensable en análoga tarea que, dentro de cauces propios, debe realizarse con los adultos. El educando no es hoy sólo el niño; lo es toda la población que necesita elevar su nivel de vida. Al acercarse a esos sectores disgregados del alma nacional, se constata que, en la mayoría de los casos, su idioma no es el castellano, sino sobre todo, el quechua o el aimara. Pero el castellano debe llegar a ser el medio usual de comunicación de unos peruanos con otros peruanos; constituye además, el instrumento que, por su vasta área léxica, nos pone en contacto con la cultura y la ciencia de nuestro tiempo, pues aún en la actual era de la velocidad, del aeroplano, de la energía atómica y del transporte teleguiado, no se ha difundido, ni parece propagarse una lengua universal”.
“El estudio del quechua y del aimara y de los demás idiomas nativos no sólo debe servir, pues, para la investigación y la difusión de nuestras muy valiosas culturas autóctonas, sino como uno de los factores para seguir construyendo un Perú lejos de separatismos suicidas, más unido, más coherente, con el debido respeto a sus distintos grupos históricos y a la altura de los tiempos que vivimos y de los que vienen”.
CENSOS
“La Oficina Nacional de Estadística y Censos, incluye entre los idiomas y dialectos de la selva, los siguientes: shipibo-campa, asháninca-campa, aguaruna, amuesha, ashual y machiguenga, pero agrega ‘otros dialectos’ hablados por los autóctonos de dicha zona con un total más alto que la suma de los ya mencionados. Ha llegado, después de muchos errores y olvidos, el momento en que el Estado y las instituciones traten de que todos y cada uno de los idiomas y dialectos antedichos sean preservados y respetados, así como el hábitat de cada grupo, las formas de vida de aquellos seres humanos, complementándolos cuidadosamente con orientaciones esenciales de la época actual que no sirvan para desintegrar la sociedad amazónica.No se puede negar, repetimos, que todos los peruanos carecen de una lengua común. El esfuerzo para que ella llegue a ser algún día el castellano no implica dejar de aceptar que existen y deben vivir a su lado los idiomas y dialectos vernaculares con respeto para nuestra diversidad humana y geográfica aunque con el afán de romper la discriminación social”.
“No podemos decir que en el Perú lo único importante es la cultura andina. También importan los indios de la selva. También importan quienes viven en la costa”.
“Ni quechuas ni aimaras tienen hoy la conciencia de formar, cada raza en sí, una nación Quechua y Aimara; están distribuidos en el sur, en el centro y en el norte muchas veces en convivencia más o menos parcial con otras gentes. En el centro serrano el uso del español ya se ha propagado. Varias zonas del norte se caracterizan por un fenómeno similar. Las ‘manchas’ de una y otra raza y habla existen, pero no forman unidades vigorosas y agresivas”.
“Claro está que, de resultas de un culpable abandono que perdura a través de los siglos, es fácil encontrar grupos o zonas enteras aisladas u olvidadas de hecho. Claro está que provincias íntegras, sobre todo en las extremidades y lo hondo del país, sufren por el colonialismo interno o sea por sistemas de manejo y gobierno emanadas de afuera, simbolizados por gente extraña e intrusa que parece hubiera llegado de una abusiva metrópoli”.