La fibrosis quística: una asesina silenciosa
La fibrosis quística: una asesina silenciosa

Una rara enfermedad está matando a los niños aprovechando que difícilmente puede ser detectada en el Perú. Se trata de la fibrosis quística, un mal hereditario que no tiene cura y que si no es tratada a tiempo puede acabar con el paciente antes de que llegue a la adolescencia.

El último viernes, la Dirección Regional de Salud de Tacna recibió la visita de la neumóloga pediatra Lucrecia Monsante, especialista en el diagnóstico y tratamiento de dicha enfermedad. Explicó que muchas veces no es diagnosticada adecuadamente porque los médicos creen que se trata de un asma, neumonía o tuberculosis.

Sus síntomas son tos frecuente con flema espesa, poca ganancia de peso, dolor abdominal frecuente, heces abundantes y grasosas y sudor excesivamente salado.

CRUZADA. Monsante participa mediante la Asociación Peruana de Fibrosis Quística - Fiqui Perú - capacitando a los galenos del país y sensibilizando a las autoridades, a fin de promover los procesos de tamizaje para detectar la enfermedad.

El gobierno publicó en el 2013 la Ley 29885 del Congreso de la República, que ordena que el examen para esta enfermedad sea obligatorio para los recién nacidos, pero no se aplica en todos los establecimientos por la falta de equipos.

Unos 60 niños con este mal nacen cada año en el Perú. Lamentablemente no tiene cura, pero puede prolongarse la vida de quienes la padecen, mediante la fisioterapia respiratoria, manejo de las infecciones respiratorias y una alimentación adecuada.

El mal es hereditario. Cada padre es portador de una mutación en el gen de esta enfermedad y se retransmite al niño. Cuando ambos padres son portadores, las posibilidades de tener un hijo con dicho padecimiento es de 25%. En algunos países incluso, antes de casarse, se les solicita a los novios que se hagan una prueba para que sepan si son portadores.

La especialista Lucrecia Monsante por ejemplificar el poco conocimiento de dicha enfermedad, contó que un niño presentaba los síntomas descritos como tos frecuente con flema espesa y poca ganancia de peso, por lo que los médicos no daban con el mal.

Unos le diagnosticaron como tuberculosis y le dieron un tratamiento pero este no era efectivo contra el mal. Consultando con una amiga galeno en el extranjero, le pidió que le bese la frente y perciba si su sudor era muy salado. La madre verificó que era excesivamente salado, lo cual la condujo a solicitar una prueba de fibrosis quística, mismo que resultó positivo.