Papa Francisco transformó la vida de 14 tacneños que fueron a su encuentro

Su encuentro con el Papa Francisco I en Santa Cruz (Bolivia), donde se desarrolló la semana pasada la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB), transformó la vida de Dora Pérez Azalde quien viajó hasta ese lugar como voluntaria, junto a otros 13 catequistas de las diferentes parroquias de Tacna.

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Para llegar a la ciudad altiplánica, donde el Papa Francisco ofreció un discurso de amor hacia el prójimo, humildad y fe ante Dios a toda la multitud presente; tuvieron que pasar una travesía que no esperaban.

Cuenta que al llegar a la ciudad de los anillos sintió que despertó de un sueño nada agradable dado que tuvieron que superar una serie de adversidades en el camino que los condujo a cumplir uno de sus objetivos.

“El clima se convirtió en nuestro rival que parecía ser invencible, pero Santa Cruz nos recibió de la mejor manera”, comentó aún con cierto escalofrío en su cuerpo, propio en todo aquel que vivió en carne propia la inclemencia de la serranía en esta temporada estacional.

Al igual que ellos, se encargaron de velar por la seguridad, liturgia, comunicaciones, información y manejo de redes sociales durante la estadía del Papa Francisco.

El día esperado por todos aún no había llegado. Es así que continuaron con su preparación, guiados por coordinadores muy preparados para tal acontecimiento que, sin duda alguna marcó un antes y después en todas aquellas personas que lograron asistir a las diferentes actividades que se desarrollaron.

Sin embargo, cuando el ‘Papa de América’ pasó por la tribuna oficial que estuvo rodeada por la multitud que esperaban recibir bendición, la palpitación de su corazón se aceleró a tal extremo que estuvo a punto de perder la noción del tiempo.

“Es imposible describir la sensación que se percibe al estar frente a frente con el Santo Padre Papa Francisco, pero Dios quiso bendecirnos a los 14, permitiéndonos vivir esa experiencia en más de una oportunidad. No cabe duda que solo él tiene las palabras precisas para nuestras vidas, y si me tuviera que quedar con un mensaje sería con ‘vivir bien, no es lo mismo que pasarla bien’ ya que como jóvenes nos equivocamos muchas veces en el camino por tratar de solo pasarla bien”, expresó con profunda emoción la experiencia que le tocó vivir en tierras altiplánicas, en calidad de voluntaria.

Desde entonces su vida así como la de sus compañeros ya no es la misma; sienten que Dios los ha transformado encomendándoles una misión.

“Hemos vuelto recargados de bendiciones, el servir como voluntarios es una experiencia inolvidable. Nuestro trabajo recién comienza, ‘ni el Papa ni la iglesia tienen el monopolio de la interpretación de la realidad social, pero nosotros somos el futuro de este mundo que pide a gritos ayuda, el primer paso es la decisión, y hemos descubierto que no estamos solos. En Bolivia, en Sudamérica y en el mundo existen aún muchas personas que están dispuestas a luchar por Cristo, únete tú también”, puntualizó.