La actriz y también productora de teatro nos cuenta sobre su papel en la obra “Ha llegado un inspector”, y el símil que tienen los personajes con los pecados capitales en la sociedad actual.
La actriz y también productora de teatro nos cuenta sobre su papel en la obra “Ha llegado un inspector”, y el símil que tienen los personajes con los pecados capitales en la sociedad actual.

La obra “Ha llegado un inspector” es un clásico moderno escrito por el dramaturgo británico J. B. Priestley, en 1945, que se presenta bajo la dirección de Roberto Ángeles, en el Teatro Británico hasta el 4 de junio. La puesta en escena ambientada en Londres de 1912, bajo la amenaza de la Primera Guerra Mundial, es una reflexión del comportamiento que tenemos como sociedad y la doble moral que se tiene con los menos favorecidos. A pesar de que se estrenó por primera vez hace más de siete décadas, la historia y los temas de fondo aún continúan vigentes en la actualidad.

“Es una obra que no solo pretende entretener, también quiere darnos una luz sobre el comportamiento humano, nuestra moral y cómo a veces los seres humanos caminamos por la vida con esta doble moral creyendo que todo está bien”, detalla Denisse Dibós quien actúa en la obra.

¿Quién es tu personaje y qué quiere decirnos?

Es una mujer que es esposa de un alcalde y vivía por y para su familia, a pesar de que tenía roles en la sociedad como miembro de la beneficencia pública para ayudar a las mujeres en riesgo. Mi personaje simboliza el orgullo que muchas veces, falsamente, nos creamos las personas para defender lo nuestro. Era una época en la que la mujer tenía un rol de pararse a tras del marido, pero el personaje es una mujer muy fuerte.

Entonces, ¿ha sido complejo prepararse para el personaje?

Ha sido difícil. Tuvimos que tener muy claro el análisis de los personajes.  Mi personaje a nivel de posición física cuesta, porque yo no soy así, yo he hecho ballet y siempre ando estirada, no ando encorvada por la vida. Hago yoga y soy relajada con mis movimientos, pero esta mujer es muy estática, lo más difícil es sentarme en toda la obra con los piecitos juntos. La forma de hablar también es muy articulada, detenida, todos esos aspectos del personaje que claro son distintos a Denisse y lo he trabajado mucho como actor.

¿Cómo se va desarrollando la obra?

Se puede ver a estos personajes como los siete pecados capitales. Por ejemplo, mi esposo el señor Birling representa la avaricia, mi hija representa la envidia y los celos, el mío el orgullo que no es capaz de ver el dolor ajeno. Estamos hablando de esta familia Birling con la llegada de este inspector, y a pesar de que (los hechos) sucede en 1912 y es una época distinta, aún los comportamientos y la doble moral siguen repitiéndose en ciertas clases sociales.

¿Cómo podemos superar estos temas que evidencia la obra?

Creo que el arte es un instrumento muy valioso y sanador que toca fibras sensibles en el ser humano, tiene ese poder de transformar y sanar. A través del arte podemos tocar el corazón y la mente de un ser humano para hacerlo pensar, reflexionar o hacerlo un poquito mejor.

Se pueden lograr cambios...

No vamos a cambiar el mundo con una sola persona, pero de uno en uno vamos a ayudar a abrir mentes y ser más tolerantes para mirarnos entre personas con miradas de te reconozco tanto como a mí mismo.

¿Por qué debemos ver la obra “Ha llegado un inspector”?

Personalmente me siento feliz y satisfecha cuando una persona que sale del teatro de alguna manera reflexiona y dice: sí, cuanto de esto tenemos todos. Cuanto de esta envidia, codicia y orgullo falso. Y es importante verlo en otro para que de alguna manera ayude a transformar eso que tú tienes en algo mejor para ti mismo, para tu familia, para tu comunidad, para tu país y finalmente para el mundo. Es soñador, pero a la vez es real.

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