Estocolmo|EFE
El escritor Mario Vargas Llosa vivió ayer nuevas emociones en el homenaje que le brindó el Instituto Cervantes de Estocolmo en la inauguración de la exposición sobre su trayectoria "La libertad y la vida", cuando escuchó a un grupo de niños suecos preguntarle qué había que hacer para llegar a ser Premio Nobel de Literatura.
Con la voz "guillotinada" por las bajas temperaturas que se registran en Estocolmo, este "Arquímedes de la ficción" -como le definió el director del Instituto Cervantes en esta capital, Joan Álvarez- vivió ayer un momento lleno de emotividad cuando se dirigieron a él, a través de una grabación, un grupo de niños suecos que hablaban en español.
Vargas Llosa, que escuchó atento y siempre sonriendo mensajes como "nos hubiera gustado que nos dieses lecciones de español, pero sabemos que tienes muy poco tiempo", dijo sentirse "impresionado" al escuchar el "magnífico español" de los pequeños.
Esta grabación, junto a un juego de palabras construidas con las letras del nombre y apellidos del escritor figuran en la exposición que se presenta a modo de trayectoria vital y literaria.
Como cada día desde que llegó a Estocolmo a recibir el Nobel, que le entregará el rey Carlos Gustavo de Suecia mañana, Vargas Llosa congrega a su paso a decenas de admiradores. En el Instituto Cervantes de Estocolmo se reunió con la directora del Cervantes, Carmen Caffarel, estudiantes, profesores, escritores latinoamericanos, como Fernando Iwasaki, y peruanos residentes en Suecia.
Vargas Llosa, que vivió el martes uno de los momentos más emocionantes al pronunciar un sentido discurso de agradecimiento de aceptación del Nobel que provocó las lágrimas no sólo de su familia y amigos, sino también de los académicos suecos, dijo que pese a tener afectada la voz ésta le alcanzaba para agradecer "esas cosas tan bonitas que han dicho sobre mí".
Una ceremonia inusual Lágrimas es lo que generó entre familiares, amigos y colegas Mario Vargas Llosa durante el discurso pronunciado el martes en la Academia Sueca, dentro de las actividades de entrega del galardón que concluyen este viernes. Vargas Llosa contagió con una voz quebrada al momento de evocarla, a su esposa Patricia, y también a su agente literaria, Carmen Balcells. La emoción del Nobel irrumpió cuando expresó estas palabras en el tramo final de su discurso: "El Perú es Patricia, la prima de naricita respingada y carácter indomable". Es el primer Premio Nobel en llorar. "¡Y yo que nunca lloro!", aclaró, al descender del podio. El actual traductor sueco de Mario Vargas Llosa, Peter Landelius, afirma que el fuerte aplauso con que el público saludó el momento más emotivo de la ceremonia es único en la historia. El público aplaudió fuertemente al autor de Conversación en La Catedral después del pasaje dedicado a su esposa, y antes de que terminara su discurso.
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