La actriz Marion Cotillard hizo hoy un paralelismo entre la forma en que se prepara para construir un personaje con el inicio de una historia de amor, cuando "comienzas a enamorarte, te abres a alguien poco a poco, pasan algunas cosas y poco a poco descubres a la persona".
"Cuando acepto hacer un filme, hay una especie de proceso que comienza incluso a mi pesar, es como cuando te enamoras de alguien, aunque no quieras, piensas en esa persona todo el tiempo", explicó hoy Cotillard en la presentación en la competición en el Festival de Cannes de la película "Mal de Pierres", dirigida por Nicole García.
Con un corto vestido camisero de tela vaquero y con un aire natural, la actriz fue hoy la estrella del festival como protagonista de una película en la que también participan Louis Garrell y el español Álex Brendemühl.
Y seguirá siéndolo el próximo jueves cuando presente "Juste la fin du monde", del canadiense Xavier Dolan, en su cuarto año consecutivo con películas en la sección oficial de Cannes.
Una actriz que para construir la personalidad de un personaje ahonda en sus gustos musicales, su forma de caminar, la manera de sonreír, cómo siente el dolor, qué le pasó en su infancia.
Eso, explicó, es especialmente importante para ella, bucear en su infancia. "Dejo mi imaginación ir al encuentro de la historia y al mismo tiempo esa historia sale a mi encuentro".
"Necesito saber lo que pasó en la infancia del personaje porque pienso que hay muchas claves en la infancia. Cada uno de nosotros estamos hechos de lo que hemos recibido cuando éramos inocentes, cuando estábamos dispuestos a recibir todo y cuando teníamos esa sed de aprender y descubrir", agregó.
Pero siempre es la infancia del personaje, sin introducir elementos personales. "Nunca uso mi infancia, necesito descubrir a alguien y no hacer paralelismos con mi propia vida".
"He tenido la suerte de vivir una infancia con unos padres que me dejaron desplegar las alas, lo que ha hecho que hoy en día, incluso aunque aún tengo áreas en las que trabajar, me sienta una mujer libre".
Y además de esa búsqueda en la infancia, la ganadora de un Óscar en 2008 por "La vie en rose", también adapta su trabajo al estilo de cada director.
"El trabajo de preparación se forma con todos los elementos que tiene una película" e influye especialmente cómo es el director, resaltó. "Unos ensayan mucho, con otros hay que hablar mucho y con otros no hay necesidad de hablar porque hay una especie de conexión que va más allá de las palabras".
Luego, con todo eso, hay que "dar vida, cuerpo, carne, alma, al personaje. Y eso supone entender el personaje pero también intentar descubrir todo lo posible de él para darle vida para los otros", para los espectadores. EFE
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