Lucho Cáceres: "Me he hecho una rutina que me ha ordenado"
Lucho Cáceres: "Me he hecho una rutina que me ha ordenado"

Lavoe canta, Cáceres escucha. Cierra los ojos y lo recuerda brillando sobre el imponente escenario del Gran Estelar de la Feria del Hogar en julio de 1986. Héctor ya era un grande, polémico, pero gigante al fin; Lucho, un muchacho de Maranga con alma de chalaco. El destino, que se encarga de manejar a todos a su antojo, lo reencuentra con el ídolo 33 años después en "El día de mi suerte", serie de inminente estreno en la que tiene que vestir y vivir como "El Jibarito de Ponce". "A Lavoe lo tengo muy marcado,no solo por haberlo visto en vivo, sino por el barrio. Yo viví en Residencial Callao, en Maranga, allí en el límite.Muchos de mis amigos eran del Callao que se habían mudado a Maranga y escuchaban al sonero. Además, en los tonos, si no bailabas esa salsa clásica, te jodías, porque te quedabas plantado", recuerda el actor.

Durante la construcción del personaje, ¿encontraste algo que hermane a Cáceres con Lavoe?

La soledad, fuerte, marcada... O yo también puedo estar haciéndomela en la cabeza. Pero dentro de lo que investigué, sentí eso, sentí en Lavoe a un niño feliz que no supo vivir en un adulto sano. Yo he seguido terapia mucho tiempo; de hecho me ayuda mucho en lo personal y en la construcción de personajes. Cada vez que enfrento un rol, me voy por allí.

Eres hijo único...

Sí, y además a mí me crió mi abuela, a pesar de que mis padres estaban conmigo. Eso de no haber tenido hermanos es medio complicado; en mi caso, me volvió empático, amiguero, sociable, pero también te genera eso de no saber compartir. Quieres hacer lo que quieres, eres engreído, todo es para ti.

Eso de quererlo todo... ¿Así piensan muchos ídolos de la música? ¿Lavoe también?

Yo creo que los cantantes sí deben sentir eso de creer que lo merecen todo, porque están más expuestos al aplauso, la idolatría, las fans que quieren un pedazo de ti. El actor no recibe una ovación, nadie aplaude en el cine; en el teatro, por ahí; en la tele tampoco.

En la serie no eres Héctor, eres un imitador que debe reemplazarlo en el concierto de la Feria del Hogar.

Eso fue una confusión en mi cabeza, porque cuando empiezo este proyecto y me dicen lo de Lavoe, me fui con la idea de que iba a ser él. Empecé a investigar y después me cuentan que la historia es del imitador. Yo ya estaba haciendo en mi cabeza a Lavoe.

Un personaje igual de rico...

Es una locura ese imitador que se creía Lavoe, y ya vas a ver todo lo que pasa... Creo que también, como el original, tenía un caos en la cabeza. A Lavoe le faltó un Pepe Grillo, un ratoncito como el de Dumbo, alguien que no tuvo y que le hubiera ayudado para que no sea un tipo explotado, aprovechado, para que sea un hombre estable.

¿Tú lo has encontrado?

Sí, en la sana rutina. Llego de actuar, saco a mis perros, voy al cine, leo, veo una pela, juego póker con mis amigos. Me he hecho una rutina que me ha ordenado.

Pero no siempre fue así...

También he sabido lo que es salir de una obra de teatro, de un estreno, y encontrar un vacío, quedarme solo. Lo he vivido. Lavoe se quedó en eso, yo creo, ese cariño, clamor popular e idolatría que solo lo encuentras en el escenario.

¿Cómo has llegado a tus 51?

Bien, me gusta, chambeo con el chibolo y el viejo; eso me permite moverme con distintas generaciones. Cuando pienso en los 40, me veo un huevón; a los 30 era un cachorro de labrador. Si alguna vez me entrevistas a los 60, te diré que a los 51 estaba en crecimiento. Vivo el momento, ahorita estoy en un proceso de madurar, y eso me gusta.

Perfil

Lucho Cáceres, actor

A pesar de haber culminado sus estudios de Derecho en la Universidad de Lima, la actuación lo atrapó desde que debutó en teatro en 1994 con Tito Salas. Ha participado en series como “1000 oficios” y “Así es la vida”.