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En este , el diario Correo entrevistó a 10 papás ejemplares de Arequipa. Aquí te contamos la historia de superación de cada uno de ellos.

1. GUMERCINDO VILCA, digno lustrabotas: “Si no llegan mis hijos, tendré que ir a trabajar”

Don Gumercindo Vilca Gutiérrez es un padre de 75 años de edad, de los cuales 32 los dedicó a la honrada labor de lustrabotas en la Plaza de Armas de Arequipa.

“Soy arequipeño, casado con Elisa Canaza, vivo en Alto Libertad (C.Colorado) y tengo 8 hijos, todos ellos viven fuera de Arequipa, y espero que este domingo, vengan a visitarme, de lo contrario saldré a trabajar hasta el mediodía, como ha sucedido en otros años”, cuenta Gumercindo.

Narró que antes trabajaba en una empresa por varios años, pero sufrió un accidente y se fracturó el brazo izquierdo; no pudo volver a laborar en dicha empresa y tuvo que dedicarse a lustrar zapatos.

2. JUSTINO QUISPE, vendedor de dulces: "La mejor educación es la que se adquiere en casa"

Justino Quispe Callata, a sus 76 años, es orgulloso padre de tres hijos ya profesionales: Sonia, José y Daniel. A pesar de su avanzada edad, no tiene nietos. Don Justino considera que sus vástagos “son muy rectos, no aguantan pulgas” y “no aceptan medias tintas”, motivos más que suficientes para no casarse. Acompañado de su carrito de productos salados, como habas, chifles, galletas y maníes, asegura que su mayor satisfacción es que sus hijos no sean como él. “Yo me autoeduqué, a los 9 años tuve mi primer trabajo y solo completé la primaria”. A pesar de los sacrificios que tuvo desde temprana edad, don Justino no se amilanó y logró que sus tres hijos sean profesionales.

3. EDWIN VERA, el papá sereno: "Nunca hay que dejarse avasallar por problemas"

El mensaje que Edwin Vera Alí (47) da a sus hijos Magali (23) y Karlo (13) es que nunca se dejen avasallar por cualquier problema y que intenten superar cualquier obstáculo, tal como él lo hizo cuando tenía 18 años. En aquel entonces, una enfermedad degenerativa reumatológica llamada espondilitis anquilosante, le originó la pérdida de funciones en las piernas y lo obligó a utilizar muletas. “Me sentí frustrado porque me preparaba para ejercer la labor militar o policial”, explica. Sin embargo, Edwin siempre tenía una ‘mente positiva’ que lo empujó a cumplir sus propósitos a lado de una linda familia. Labora como sereno en la municipalidad provincial y se siente contento.

4. HERMÓGENES CHURA, emolientero: "Un padre no tiene horario para trabajar"

Hermógenes Chura Huacase llegó a la ciudad hace 28 años desde su natal Puno en busca de un futuro mejor. No llegó a ejercer su profesión, Filosofía, y se dedicó a trabajar para sostener a su familia. Vende emoliente hace 23 años en el Centro Histórico de la ciudad; sin embargo, está no es la única actividad en la que se desempeña el señor Chura. Se levanta muy temprano para ir a trabajar para una compañía, y al finalizar su turno, su hijo mayor Wilber, lo espera con todos los implementos necesarios para salir a vender las bebidas calientes, lo hace pensado en sus hijos, Edith (23) y Wilber (25). Ambos reconocen la labor de su padre y le agradecen sus estudios profesionales.

5 .NICANOR ROJAS, fabricante de llaves: “Mi abuelo me enseñó el trabajo que realizo”

Nicanor Rojas Conislla tiene 70 años, es padre de 6 hijos y tiene 4 nietos. Trabaja como cerrajero por más de 30 años. “El llavero” o “Maestro Rojas”, como lo conocen cariñosamente sus clientes y algunos comerciantes del centro comercial 4 de Agosto, labora todos los días. Recuerda que el oficio lo aprendió de su abuelo, Manuel Rojas, en el distrito de Velille en Cusco, su tierra natal. El gusto por la mecánica lo llevó a estudiar Mecánica Industrial, trabajando en los años 70 y 80 en la empresa Lanificio. Pese a quedar desempleado no claudicó y trabajó como “cerrajero”, duramente y sin descanso . Así educó a sus 6 hijos y ahora todos son profesionales. Eso lo llena de orgullo.

6. PERCY FLORES, vendedor de postales homenajeado en su día

Sus hijos en el Día del Padre no le regalan tarjetas de felicitaciones, él las vende y lee todos los días: “Te deseo lo mejor”, es la constante. Percy Flores Zevallos recibirá una sorpresa gastronómica mañana, comerá potajes arequipeños. “Me gusta el caldo de chuño”, dice. 

Comerciante de postales de la ciudad y tarjetas de felicitaciones en la calle Zela, Flores, con 75 años de edad, espera este domingo, Día del Padre, sentarse con sus cuatro hijos en una mesa y recibir el mejor mensaje: “Te amo papá”. Este hombre con cabellos canos, recuerda a sus hijos cuando eran pequeños. “Yo trabaja en la calle Morán y mis hijos a veces iban a verme, eran muy juguetones, ya han cambiado”, relata.

7. MÁXIMO CUEVA, obrero de construcción: “No veo a mi familia, pero espero que me visiten”

Máximo Cueva espera que sus cuatro hijos dejen este domingo el trabajo de lado y que lo sorprendan en su casa, ubicada en Paucarpata.

“Ellos ya son adultos y por el trabajo muchas veces no nos vemos. Sabe, espero este día para que me visiten”, dijo Cueva.

La visita, según dijo, tendrá que ser durante la mañana ya que por la tarde viajará a La Joya donde será enviado para una obra de irrigación. “Así es la vida del obrero, un día acá, otro por allá, pero siempre se lleva el cariño de los hijos”, expresó. El hombre de 73 años trabaja en la refacción del local del Arzobispado de Arequipa, en la calle Morán. Su trabajo consiste en tarrajear y mezclar cemento.

8. JUAN VELIZ, Un padre vigilante para beneficio de la comunidad

Juan Gabriel Veliz Quiquia (54) es un trabajador de la municipalidad distrital de Miraflores que con su trabajo ha logrado criar y dar estudios a sus dos hijos varones de 21 y 17 años de edad.

Para Veliz, su enfermedad (polio en extremidades inferiores) no ha sido impedimento para formar una gran familia. Él trabaja en el centro de operación de monitoreo de las cámaras de videovigilancia del municipio, donde está hace 3 años.

Natural de Tarma (Junín), llegó a Arequipa justamente por su enfermedad al año de haber nacido. Con educación básica secundaria se abrió camino en la vida con cursos en electrónica, soldadura y autógena. Trabaja con dedicación y siempre está atento a los detalles.

9. FERNANDO CHOQUITOCO, fotógrafo: “Me siento orgulloso de mis cuatro hijos”

Fernando Choquicoto aún recuerda el momento en el que se convirtió en padre. A la edad de 24 años, la vida de su primogénita le enseñó que debía sacrificar muchas cosas para darle lo mejor a ella, y posteriormente a sus tres hijos. Ahora, a sus 62 años y con 20 años como fotógrafo, manifiesta que a pesar de que sus hijos ya son mayores, sigue aprendiendo a ser padre. “Me siento orgulloso de mis hijos, a uno de ellos también le gusta la fotografía”, cuenta emocionado mientras los ojos le brillan, confirmando ese sentimiento incomparable de un padre. Fernando Choquicoto, en 2001, durante el terremoto, captó con su cámara el preciso instante cuando caían las torres de la Catedral.

10. FORTUNATO SÁNCHEZ, canillita: “Con este trabajo di estudios a mis 6 chicos”

Fortunato Sánchez Quispe es padre de seis hijos, todos ellos profesionales y personas de bien. No obstante, para sacarlos adelante tuvo que trabajar muy duro como canillita.

Hace más de 35 años que Fortunato se dedica a la venta de periódicos en un puesto ubicado en la tercera cuadra de la calle Mercaderes. “Este puesto me permitió sustentar a mi familia y hacer estudiar a mis seis hijos”, dice con humildad.

Pero al margen de su función dentro del hogar, este hombre ejemplar tiene la misión de llevar las noticias a la gente. “Me levanto muy temprano, en la madrugada, para ser el primero en recoger los periódicos y venderlos. Ayudo a mantener informada a la gente”, dice.

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