El fulbito de mano se reinventa con un beneficio social

Quién no ha jugado fulbito de mesa en un club, colegio, restaurante o reunión. Hombres y mujeres, niños, adolescentes y adultos han disfrutado de la pasión del fútbol antes de que existieran las consolas como Play Station o Xbox.

Conocido también como metegol, futbolito, Taca Taca o Pebolim, el futbolín fue inventado durante la segunda guerra civil española en 1936 y hoy se reinventa para hacerle frente a la nuevas tecnologías y exigencias de la era digital y además, con un beneficio social.

Alejandro Campos inventó el futbolín cuando tenía 18 años y fue internado en un hospital de España cuando el estallido de un artefacto lo sepultó bajo los escombros de la guerra. Así el artefacto, en ese entonces de madera y palos permitía jugar al fútbol en los hospitales y refugios.

Las circunstancias de la dictadura franquista lo obligaron a emigrar y comenzó a fabricar el futbolín de manera industrial.

Hoy el futbolín ha sido rescatado como "Futboling" para dar lugar a un proyecto más ambicioso adaptándose a las nuevas tecnologías en la experiencia de juego.

La diferencia está en el diseño de los estadios que cambiaron el aluminio por materiales 100% reciclables. Una computadora en cada juego que permite identificar a los jugadores, que están conectados en red, tuitear los resultados, ver las clasificaciones en dos cómodas pantallas y hasta tener el acompañamiento del sonido del estadio con el grito de gol de las tribunas y los aplausos ante "buenas jugadas".

Las partidas ahora cuestan 1 euro, cuyo valor se divide en 3 objetivos: el 33% se destina a ONGs que trabajan en temas sociales, otro 33% de cada "ficha" se destina a universidades y el 33% restante es para el mantenimiento integral de las máquinas, cuidadas y reparadas por personas discapacitadas.

Por el momento el proyecto se ha implementado en seis universidades españolas con 60 máquinas con proyección a expandirlo hacia octubre del próximo año.