La Navidad, la más grande fiesta católica del mundo occidental con su mensaje de amor y esperanza, es un día especial para la familia, donde ya se ha hecho costumbre contar dentro de su casa con un árbol de Navidad, aunque sea de cualquier material y costo, lo importante es adornar la sala, ponerle sus bombillas, sus lucecitas intermitentes y un nacimiento donde se muestre el pesebre del niño Jesús, la Virgen María y José.
Los hay de diferentes materiales, tanto de madera, metal, hasta árboles extraídos de los bosques o de los algarrobos, o cualquier otra planta que de buena estructura que sirva para ponerle una base o en un macetero de arcilla.
O también los centros comerciales se han encargado de abreviarle el trabajo y esfuerzo a las personas para adornar su casa con arbolitos ya de diferentes tamaños, bien delineados, con su respectivas bombillas y adornos, con sus peluches navideños, hasta las latas navideñas para los regalos, gorros, nacimientos, etc.
Es ya una costumbre ver las calles y avenidas de cualquier ciudad por más pequeña que sea, alumbradas con esas luces relampagueantes, y hasta las plazas y parques son adornadas con los árboles de Navidad, cuyo verdor resalta en la noche, y se agregan la música, los villancicos, los gorros, los nacimientos que dan un toque especial.
En los hogares de la región de Piura, nadie puede decir que no puede contar con un arbolito de Navidad o un pequeño nacimiento en su casa. Pues, si no hay para adquirir uno de la tienda, la rama de un algarrobo o pino saca de cualquier apuro para acompañar al Nacimiento, se agregan sus adornos, la pintura y listo. Jesús nació en la humildad de una casa de paja, y este es justamente su mensaje al mundo: No necesitamos decir que no tenemos dinero para tener a Jesús dentro de nuestra casa.
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