GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

Desde que Florinda Quispe de López tenía uso de razón, el pequeño puyñu (ovalada vasija de barro) ya fermentaba la chicha de jora, pero después del domingo 15 de febrero, su milenaria jarra no volvería a ocupar un frío espacio de su solitaria casa en Chonta, un distante poblado del distrito de Chipao, en la provincia de Lucanas, Ayacucho.

El cántaro andino se destrozó durante la ruda competencia del Hatun Puckllay chipaino. Pero antes de entrar en competencia, nos había advertido que su jarrón “venía a morir”.

“¿Ahora, dónde haré fermentar mi ajacha (chicha de jora)?”, se pregunta la septuageneria. De pronto, deja caer algunas lágrimas por los surcos de su rostro. “Vivo sola”, dice y recoge desde la rodilla su colorida falda para secar el llanto contenido.

Desde que enviudó, Florinda no ha dejado a asistir a las competencias del carnaval chipaino.

Vuelve a sonreir y en su lengua materna, el quechua, dice que romper la jarra que compró su mamá Teodora, les hará sumarpuntos para ganar el premio mayor.

El carnaval chipaino, como en otras regiones del país, es la mayor fiesta del mundo andino, donde la flauta y la tinya, también el arpa y el violín, liberan melodías que van de tristes alegres en el tradicional despacho.

La noche anterior al duelo, los bailarines de los poblados más alejados empezaron a llegar. Algunos ingresaron bailando su tradicional carnaval como el Azabamba, un anexo cuya danza tiene influencia del estilo coracoreño.

Y así llegaron más grupos de comparsas para disputar los 10 mil soles en premios que repartía la Municipalidad Distrital de Chipao, entre los primeros cinco puestos y diez restantes.

La noche fue larga y duradera para quienes ya empezaban a vivir la competencia.

Además del carnaval, no faltaba el Chimaycha Pukllaycha, otro género musical que se baila en época decarnavales y que es originario de los poblados aucarinos de Chacralla y Amaycca.

Los herederos del eximio violinista Máximo Damián, dan unos giros que tocan las hebras más finas del corazón. Los hombres zapatean al ritmo del violín y el arpa y las mujeres cantan como las sirenas.

DÍA DE COMPETENCIA. El día amaneció nublado. El Apu Ccarhuarazo, el mayor nevado de la provincia de Lucanas, amenazado por la minera Laconia que debe empezar a explotarlo, dejaba caer algunas gotas.

Un par de horas antes, previa concentración en las afueras del colegio Ventura Ccalamaqui, las quince comparsas exhibieron sus mejores trajes y cantos.

Las nubes negras que cargaban una torrencial lluvia se escondieron y el poblado de Ccecca abriría el telón bailando la Chimaycha, donde los varones se visten de mujeres y las mujeres llevan los pantalones, ponchos y la waraka (onda).

El carnaval chipaino tiene dos momentos cruciales tras el ingreso al campo de competencia: el cheqollonakuy y el final, donde bien la mujer o el varón podrían terminar robando el amor ajeno, aprovechando que la pareja está borracha por la chicha de jora.

En el cheqollonakuy, dos contrincantes evocan viejas rivalidades y qué mejor manera de saldar cuentas que con la waraka en la pierna desnuda. Esos latigazos podrían ser reales o de “mentirita”. Al final de la competencia, pueden terminar adoloridos, y peor aún, difícilmente caminarán por algunos días.

Esta misma competencia también la repiten las mujeres, quienes al final del cheqollonakuy podrían llegar a agarrarse de los cabellos. Será necesaria la intervención de sus parejas de baile para separarlos.

El carnaval chipaino ya dejó de lado el warakanakuy, un momento en que dos competidores se arrojan de manera violenta a los frutos de época como tunas, duraznos, manzanos usando la waraka, pero de la cintura para abajo.

Tiempo atrás, la violencia del warakanakuy llevaba a los espectadores al centro de salud. Ahora, han dejado la waraka y las mujeres lanzan los frutos a los asistentes para que puedan comer.

Durante el baile también está el pulseo, donde dos jóvenes brincando se intentan tumbar solo con la fuerza de los hombros. El más corpulento siempre termina derribando al competidor más delgado.

Las mujeres tampoco se quedan atrás.

Los hombres y mujeres del ande bailan el carnaval en señal de alegría, ya que por esta época aparecen los primeros sembríos. Una celebración jubilosa.

También está asociado a la fecundidad de la tierra ya los tiempos en que los sembríos florecen.

La época también está relacionada a la fertilidad humana. Los carnavales son un bonito espectáculo donde las solteras y solteros empiezan con los cortejos amorosos.

En el Chimaycha Pukllaycha, tras una semana de baile con la misma pareja, se da inicio al servinacuy o matrimonio de prueba. Aquel bailarín soltero que viaja a Chacralla, siempre ha regresado casado con una hermosa chacrallina.

En el carnaval, el público se divierte cantando, bailando. Y para hacerlos más coloridos, las comparsas llevan serpentinas y talco.

El Hatun Pukllay chipaino acabó caída la tarde. Huataccocha sorprendió con su baile del Cullo Aysay (jalar el palo), Azabamba con los cueros de zorro y pumas que llevan sus bailarines ataviados sobre la espalda. Y también sus enormes flautas.

Por segundo año consecutivo, el barrio La Florida del distrito de Chipao se ubicó primero según el jurado calificador y se llevó el premio mayor. Lo secunda Azabamba, Santa Rosa y Mayobamba en la cuarta posición.

La rotura de vasija de Florinda Quispe alcanzó apenas para el quinto lugar, quien ahora tendrá que comprar otro jarrón para fermentar su ajacha para el próximo año.

TAGS RELACIONADOS