Hugo Muñoz, 'Pitillo': "Mi intención es dignificar el trabajo del payaso”
Hugo Muñoz, 'Pitillo': "Mi intención es dignificar el trabajo del payaso”

De nuevo en Perú. Todos los años, Hugo Muñoz, mejor conocido como el payaso , recorre diversas partes del mundo para llevar su talento y su sonrisa más allá de las fronteras; sin embargo, siempre se da un espacio para pisar nuestra tierra. Este año, presenta por quinto año consecutivo su entrañable Circo de la Alegría con el espectáculo “En escena”, que va hasta el domingo 28 de agosto. “Pitillo” nos habla más de su historia, su personaje y sus sueños.

¿Cómo te interesaste por el mundo circense?

No me interesó, nací en esto. Mi padre era payaso en aquella época donde venían circos reales, circos de verdad. Crecí entre camerinos de payasos y él me inculcó todo esto. Si bien estudié y tuve una vida “normal”, el circo siempre te jala. Gracias a Dios, por circunstancias de la vida, de repente no muy alegres, pude darme cuenta de que esto era lo mío. Cuando uno logra hacer de su vocación un oficio, el éxito es indefectible.

¿A qué te refieres con circos reales?

Me refiero a espectáculos de calidad, con artistas de verdad y una buena dirección artística circense. Por muchos años, a nosotros los peruanos nos han servido gato por liebre. En una época tuvimos muchos circos mediáticos, gracias a Dios ya no hay tantos. El año pasado el público demostró que sí sabe decidir, porque no asistieron a esos espectáculos. Así como no fueron a este tipo de circos, yo espero que en algún momento cambien de canal o apaguen el televisor. Que al final sepan que quien tiene la decisión final es la gente, que realmente ejerzan su derecho, que no sean llevados como ganado al matadero.

¿Y qué opinas de la oferta circense actual?

Ha cambiado completamente. Ahora todos se sienten europeos, italianos o rusos. A veces es muy fácil agarrar a cualquier persona, pintarle el cabello de rubio y luego decir que es europeo. Además, a veces la publicidad nos puede decir una cosa y podemos entrar contentos a un espectáculo y salir enojados. Nuestro objetivo es que la gente salga feliz, no que entre contenta, sino que salga satisfecha. La inversión real del circo no está en los paneles publicitarios o en los comerciales, está en los escenarios, en traer artistas de calidad y dar lo mejor en luz, sonido, espectáculo y dirección artística.

¿Qué pasó?

Yo creo que no es culpa de los artistas sino de los empresarios que son inescrupulosos y que en una época dejaron de traer grandes espectáculos. Es el caso del señor Jorge Fernández, quien traía el Circo de Moscú al Amauta y fue una cosa de locos, pero no hubo quien le siga los pasos. Luego, se les hizo fácil traer a la Chilindrina, al profesor Jirafales, personajes locales y al final a Mayimbú.

¿Y qué opinas de la incursión de los chicos realities en el circo?

Gracias a Dios han sido expectorados por el público. En el circo sí encuentras mujeres hermosas y hombres musculosos, pero tú los ves haciendo proezas en el aire. Justifican la belleza de su físico haciendo desafíos increíbles, no desatornillando tuercas ni acomodando vasitos. Eso déjaselo a la gente que no tiene preparación. Nosotros tenemos músculos de esfuerzo, no de esteroides.

En tu opinión, ¿qué se necesita para ser un buen payaso?

El principal ingrediente es el afecto hacia el público. No hay payasos por obligación. Te tiene que gustar este trabajo y tienes que tener vocación de servicio. Trabajar para regalar un momento de paz, hacer reír y lograr que se lleven un poco de “masaje interno”.

¿Cuál es tu objetivo como payaso?

Ahora yo me siento realizado. ¿Qué le puedo pedir a la vida? Muy poco. Mi objetivo es seguir con el Circo de la Alegría y darle algo realmente interesante a la gente, sobre todo para que abran los ojos y que sepan apreciar y valorar nuestra labor. Mi intención particular es dignificar este trabajo. Las palabras “circo” y “payaso” son muy mal utilizadas, son usadas como algo peyorativo. Como decía Bernard Paul, el dueño del circo al que quería ir, el insulto no debería ser “payaso” sino “político”, “corrupto” o “figureti”. A nosotros nos utilizan como un agravio, pero no debería ser así. Yo incluyo que el insulto debería ser “combatiente” o “guerrerito”.

¿Cómo te animas a crear tu propio circo?

Surge como un sueño. Yo siempre tuve el anhelo de ir a un espectáculo en Alemania, el circo Roncalli, conocido como el “circo de los payasos”; pero luego me di cuenta de que no es necesario ir hasta allá, si yo podía abrirlo aquí y en el futuro traer a otros payasos.

¿De qué se trata “En escena”?

Esta es la quinta edición, cada año le ponemos un nombre diferente al espectáculo. Este año, la función empieza en el camerino del payaso, donde la gente se siente como si estuviese en la intimidad de esta habitación; ve el proceso de maquillaje o transformación y, durante esta experiencia, va hablando sobre dicho personaje. El público ve cómo inicia y termina el espectáculo.

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