Jefes compran viviendas para que sus empleados no tengan que sufrir ante la escasez inmobiliaria
Jefes compran viviendas para que sus empleados no tengan que sufrir ante la escasez inmobiliaria

Ante el calvario de encontrar alojamiento en algunas zonas de Francia, como París, los empresarios más imaginativos han decidido lidiar con el problema directamente y alquilarles una vivienda a los empleados.

Por ejemplo, Bertrand Bailly, director general de una consultoría en Clamart, acaba de gastar un millón de euros para "comprar y rehabilitar una casa en ruinas". Su plan es instalar allí a nueve de sus empleados, que tendrán a su disposición apartamentos amueblados y espacios comunes, todo a precios "un 25% inferiores a los del mercado".

Su caso no es aislado. El 40% de las empresas francesas se ven afectadas por los problemas de sus trabajadores con el alojamiento: retrasos a causa de las distancias, estrés o directamente falta de mano de obra, según datos del Centro de Investigación para el Estudio y la Observación de las Condiciones de Vida (Crédoc) de 2012.

CIFRAS EN AUMENTO

Cerca de ocho millones de personas tienen dificultades para hallar o conservar su alojamiento en Francia, según cifras de la fundación Abbé Pierre, una entidad que desde hace décadas defiende el derecho a una vivienda digna.

Si bien las tasas de interés hipotecarias están a niveles históricamente bajos en Francia y en toda Europa, la crisis del empleo y los salarios siguen pasando factura a las personas de clase media y baja. Además, según el Observatorio de Crédito Hipotecario francés, los jóvenes de menos de 35 años solo representan el 44,8% de los que acceden a la propiedad, frente al 52,4% de 2008.

Axon Cable, una empresa de la región de Marne, cerca de París, acaba de rehabilitar un edificio con una treintena de habitaciones. "Es indispensable, sin viviendas nadie vendría", explica Bettina François, responsable de recursos humanos.

Valentin Maurice, ingeniero de 24 años e inquilino de su patrón, lo confirma. "Es una ventaja. Permite instalarse sin comprar auto y ahorrar, porque sólo pago 150 euros de alquiler".

La experiencia está siendo replicada en otros puntos del país, con apoyo y detractores al mismo tiempo.

"Al principio alquilábamos viviendas para nuestros trabajadores, pero luego lo dejamos. Ahora actuamos como fiadores y buscamos otras soluciones", explica Jacques Mestre, dueño de un restaurante en la Grande Motte (Hérault, sureste).