Desde niño, era evidente que José Antonio Torres veía el mundo desde otro ángulo. Con colores o pinceles en la mano, prefería dibujar antes que correr o saltar con sus primos. Nacido en Lima, en 1971, decidió seguir varios talleres y salir del país a probar suerte en las principales ciudades del mundo. “Caminé con mis cuadros bajo el brazo por toda California y después de visitar cerca de 300 galerías de arte, llegué a una donde me dijeron que les interesaba trabajar conmigo”, comenta al explicar lo difícil que es hacerse de una carrera y tener colecciones en cerca de diez ciudades distintas. Hace poco volvió de Bogotá y abrió su estudio personal, el “Cat Studio”, para dictar clases de pintura a niños y adultos.
¿Se estudia para ser artista?
Yo me considero un autodidacta, pero estudié diseño gráfico y también llevé talleres de ilustración y pintura. Cada vez que voy a un museo o veo la presentación de un artista, aprendo mucho. Me siento afortunado por no haber ido a una escuela de arte, así pude desarrollar diversas técnicas. Lo malo de las escuelas es que te encasillan en un método y no te dejan volar. Son pocos los artistas osados que salen de los parámetros.
¿Considera que ya ha desarrollado un estilo propio o aún está en ese proceso?
A partir de “Siete Sueños”, creo que sí. Es un proyecto sólido, donde hay un manejo del color brillante y mis gatos tienen características bien personales y formas específicas.
¿Puede decirse que su obra está dentro de una corriente artística?
Aunque mucha gente me dice que soy bien “Pop Art”, no creo que lo sea. Podría ser un surrealismo un poco lúdico, pero básicamente diría que soy un artista conceptual porque mi obra gira en torno a un concepto, que es mi gato, mis sueños y mi poética. La metáfora del amor imposible.
¿Por qué le puso “Siete Sueños”?
Es la historia de un gato que se enamora de una gaviota, es raro y real porque solemos enamorarnos de personas muy opuestas a nosotros. El gato se frustra pues ve a la gaviota pasar todo el día, y ella no le hace ni caso porque lo que desea es volar. Entonces, este gato decide convertir sus siete vidas en sueños.
¿Qué puede verse en la exposición “Alas en mi cabeza”?
En esta exposición pasó algo curioso, cada año fueron recibiendo mis carpetas con pequeñas variaciones del proyecto y el último año, les envié un trabajo que incluía una ligera abstracción de mi gato. Entonces, me dijjeron si se podía hacer una retrospectiva mía y decidimos hacer algo especial. En realidad es el trabajo de los últimos seis o siete años con una aparición novedosa de una escultura desarrollada este año.
¿Es muy importante que la obra le deje un mensaje al público?
No necesariamente. Sería muy ególatra de mi parte pretender que todo el mundo entendiera lo que yo quiero comunicar . Hay gente que lo ha hecho porque me sigue y me parece loable que lo hagan, pero para mí, como artista, es suficiente con que vean algo que personalmente les motive.
Ahora que dicta clases para niños y adultos, ¿cómo hace para acercarlos al arte?
Como yo lo hice, con emoción. Para alguien que nunca ha pintado, enfrentarse a un pincel es más un instinto que algo tan formal como una clase. No pretendo tener un espacio formativo en una carrera, pero sí me gustaría enseñar lo que significa enfrentarse a un lienzo en blanco. Si la gente quiere emocionarse, experimentar, mancharse y hacer cosas locas, este es el lugar ideal.
DATO
JOSÉ ANTONIO TORRES. PINTOR. En 25 años de carrera, cuenta con muestras en galerías de Buenos Aires, Nueva York, entre otras ciudades. También se ha desarrollado en la escultura y la fotografía.
2 fechas más permanecerán sus obras en la galería Aída Bosch: los sábados 20 y 27 de febrero.
13 años han pasado desde que presentó por primera vez “Siete Sueños”.