En más de cuatro décadas de trabajo, Marina Bustamante, fundadora de la marca Renzo Costa, ha afrontado múltiples retos, y ahora apuesta por ir más allá del cuero con la venta de chocolates y perfumes. En conversación con Correo, señaló que el trabajo con reos es una de las actividades que más satisfacción le ha dejado. “Para nosotros es un orgullo que los niños digan que sus padres trabajan, que no están en prisión”, expresó.
¿Usted empezó de cero? Sí, soy una emprendedora emergente, vengo de los Barrios Altos. Empecé con mi taller, después me trasladé a Lima. Empecé de cero capital, sola. Comencé a los 17 años, cuando salí del colegio, comprando una manta de cuero. Empecé a hacer cinturones, luego bolsos; todo hecho a mano. Obtuve ayuda de una amiga, compañera de la universidad, que me prestó dinero. Yo hacía los productos y ella los vendía.
¿La necesidad la llevó a emprender? No, fue una inquietud, un sueño que tenía entonces. Todos los empresarios eran hombres y yo quería hacer negocio. En ese tiempo no se decía empresa, sino negocio. Vivía con mis padres. Ellos no estaban de acuerdo con que haga negocio porque no era un tema de mujer. Querían que estudie en la universidad. Por darles gusto estudié en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Psicología. También estudié arte dramático. Esto sí a escondidas de mis padres, porque me encantaba el arte. Siento ahora que desde esa época tenía vena artística.
¿Para qué pidió prestado dinero? Tenía una amiga que apostó por mí, vendía mis productos, al igual que mi hermana; mis productos eran muy bonitos. La moda es una expresión artística. Quien no lo entienda así hace el producto solo para vender. Yo siento que mis productos tienen alma, innovación. La vida nos presenta retos a los emprendedores, lo que nos hace fuertes, nos nutre de experiencia para tener un mejor producto.
Tiene dos hijos... Sí, tengo dos hijos y dos matrimonios. Pero siempre he sido independiente. Tener un negocio propio da cierta elasticidad en los horarios. Hay que organizarse bien, levantarse temprano, acostarse muy tarde, dormir cinco horas; hay que dar a los hijos no solo cantidad de tiempo, sino calidad de tiempo, para tener hijos con una buena formación.
Renzo Costa es una firma posicionada como marca... Sí, la empresa y la marca es Renzo Costa. Este año cumple 45 años de labor ininterrumpida. La empresa lleva el nombre de mi hijo mayor. Él también está involucrado en el negocio. Está a cargo de todo lo que es comercio exterior, visita ferias internacionales para traer al Perú una moda innovadora.
¿La empresa se está diversificando? Trabajamos con diferentes fábricas de las mejores marcas, entre las cuales está la nuestra. Ahora nuestra empresa se está diversificando, es nuestra meta de largo plazo. Creo que nuestra empresa llegó a su tope. Tiene logros en cuero, pero pensamos en el futuro, mirando lo que tiene el Perú y lo que puede ofrecer al mundo.
¿En qué otros rubros está? Estamos en la producción de chocolates con la misma marca; pensamos exportar. Se trabaja en este rubro desde hace dos años; vendemos en nuestros locales, pero también en módulos. Estamos apostando el cacao nacional a nivel mundial. Perú puede ser un gran productor de chocolates.
En la línea de cuero ven otros productos... Ya tenemos calzado para caballeros, pronto para mujeres. Siempre hacemos estudios sobre los gustos de los potenciales clientes, como en su oportunidad fue el de la casaca chelera, para los limeños con abdomen prominente. Se investiga mucho. El 50% se fabrica en el país y el otro 50% en el extranjero -pero con medida del peruano-; en Italia, Nueva Zelanda, en la India, China saben el gusto peruano. En el corto plazo estamos con una fábrica de Francia, con perfumes con nuestra marca.
¿De qué se encarga ahora? Estoy viendo el tema de la responsabilidad social. El 12% de nuestro personal de planta es sordo. Trabajo también con el penal Ancón 2 de hombres y mujeres, que incluye a los reos primarios. La gente del penal participa con el 10% de la producción de la empresa. Hace ocho años trabajamos con ellos. La delincuencia es tema social, no judicial. Son gente recuperable.