Primer paciente de transplante de cara cuenta cómo vive ahora
Primer paciente de transplante de cara cuenta cómo vive ahora

Isabelle Dinoire se convirtió en el 2005 en la primera persona que recibió un transplante facial en el mundo, luego que su perro desesperado por despertarla de un desmayo le mordiera y arrancara la cara. Siete años después cuenta cómo es vivir con el rostro de otra persona.

"Lo más difícil es encontrarme a mí misma nuevamente, como la persona que era, con la cara que tenía antes del accidente. Pero sé que eso no es posible" contó a la BBC.

Todavía tiene una cicatriz visible que comienza sobre la nariz y va hasta el mentón, producto de una operación que duró más de 15 horas a cargo de los médicos especialistas del Hospital Universitario de Amiens, en el norte de Francia.

La historia de Dinoire se remonta al 2005, año en que tomó una sobredosis de somníferos por una fuerte depresión y quedó inconsciente. En la desesperación su labrador le mordió la cara y la desfiguró y las heridas en su boca, nariz y mentón eran tan extremas que los médicos de inmediato descartaron una reconstrucción facial rutinaria. En vez de eso propusieron un trasplante pionero.

Sin embargo, la felicidad de haber recuperado su rostro se volvió luego un problema. Ahora era asediada por la prensa y las miradas de las personas en su pueblo, lo que la llevó a estar vaarios meses encerrada en su casa.

"Fue intolerable. Vivía en una ciudad pequeña así que todos conocían mi historia. Al principio no fue fácil. Los niños se reían al verme y todos decían: '¡mira es ella, es ella!'". La hacían sentir como un "animal de circo" dice a la BBC.

"Con el tiempo me acostumbré a mi propia cara. Así es como me veo, lo que parezco, lo que soy. Si la gente me mira fijamente con insistencia, ya no me importa tanto. Yo también los miro fijamente" afirma con una ligera sonrisa.

La mujer de 45 años, madre de dos hijos, vive en el norte de Francia y asegura que a diario enfrenta las miradas de los demás y su anhelo de conocer a la familia de la mujer cuya cara ahora lleva.

"Cuando me siento triste o deprimida me miro al espejo y pienso en ella. Y me digo a mí misma que no debo rendirme. Ella me da esperanzas".