Tito Amaru, un joven panadero de origen provinciano, busca a su madre en la capital y, mientras piensa en dónde encontrarla, atestigua cuando una motocicleta atropella a un perro en una céntrica avenida.
El chofer de la moto, un repartidor de pizza llamado Tomás, huye del lugar sin prestar auxilio al animal. En casa, después de la muerte de su esposa, el dueño del perro vive una segunda crisis por la pérdida del can.
Cuando Tito intenta hallar al hombre que mató al animal, conocerá a Elena, de quien se enamorará perdidamente sin saber que es hija del asesino del perro. Tomás, un hombre celoso, violento y lleno de frustraciones, es víctima de la infidelidad de su esposa.
Así empieza la obra teatral Cruzar la calle, cuyo detonante, la muerte del perro, permite hablar sobre la indiferencia de uno frente al problema del otro.
El montaje, protagonizado por Alaín Salinas, Rolando Reaño, Elsa Olivero, Stephanie Enríquez y Julián Legaspi y escrito por Daniel Amaru Silva, se presenta hasta mañana en el Teatro del Centro Cultural de la Universidad de Lima.
“Es una obra que indaga, de otra manera, en la realidad limeña. Daniel Amaru nos lleva a descubrir cómo un hecho fortuito, el atropello de un perro, puede sensibilizar tanto a todo el grupo. Este hecho es el detonante para descubrir muchas cosas, como la muerte del padre a manos de la hija”, explica Carlos Tolentino, director de la obra.
MATAR AL PADRE. El cruel acto de Elena, según el director, no solo es una provocación sino que funciona como una liberación para la joven y su madre.
“Parte de la liberación de esta joven implica romper y romper la lleva al extremo de matar al padre. La mayoría de la dramaturgia nacional se ha referido a la figura del padre ausente, pero en esta obra, él es un hombre que vive una automarginación, dándose excusas para sobrevivir de manera pobre y triste”, manifiesta Tolentino tras subrayar que este hecho ha tenido un trato esquivo en el espectador.
“El público lo elude, no lo termina de ver, no quiere tocar este tema tan delicado de matar al padre”, apunta.
Con respecto a Tito Amaru, interpretado por el actor Alaín Salinas, Tolentino destaca la aceptación de la identidad de su personaje.
“Él ha vivido la violencia de los años del terrorismo. Tiene un nombre de origen mítico, se siente orgulloso, pero no es ingenuo, no tiene una imagen conservadora, paternalista, vive sus propias contradicciones. Es un soñador, pero sabe que es marginal”, indica.
SALUDO. Por último, Tolentino destacó la designación del actor y cineasta Salvador del Solar como ministro de Cultura.
“Me divierten los comentarios tan fuera de lugar respecto al oficio del actor, acá no está en discusión si es o no actor. Lo más importante es la honestidad y la responsabilidad al tomar un cargo”, concluye.
Se despide. El acceso a ver la obra es gratuito previo registro en www.centroculturalulima.com y su última función es mañana.
Elenco protagonista del drama. / Difusión