Un grupo de turistas rusos esperó a que terminara un recorrido oficial por la Necrópolis de Giza para poder escalar la enorme gran pirámide y desde allí apreciar la puesta del sol y tomar fotografías.

Los visitantes lograron librarse de la atención de los guardias de seguridad, para así disfrutar de una vista única de El Cairo, la Esfinge, el desierto que rodea la Necrópolis y el resto de los sitios arqueológicos.

Los permisos para escalar la Gran Pirámide cesaron en 1980 una vez que las autoridades locales se dieran cuenta que esta acción era peligrosa tanto para los turistas como para el monumento.

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