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Las celebraciones a la Virgen de la Candelaria figuran entre las festividades religiosas más importantes del sur del Perú. Las máscaras, el baile y los trajes de luces son, junto al fervor religioso, los principales protagonistas de esta fiesta que se celebra en el altiplano peruano, especialmente en Puno, del 2 al 12 de febrero.

Pero, ¿sabes quiénes están detrás de estas manifestaciones culturales y quiénes son los encargados de mantener esta tradición tan llena de sincretismo y alegorías?

Estuvimos en Puno y tuvimos la oportunidad de conocer a tres personajes que se encargan de transmitir este arte de generación en generación.

El arte del vestido. Javier Quisbert es la tercera generación de una estirpe de bordadores. Él aprendió este arte de su padre y este, a su vez, de su abuelo. Ahora dirige la casa Luminar Internacional y se denomina "el rey del disfraz", experto en vestimentas especiales para rendir homenaje a la Virgen de la Candelaria.

Cada recoveco de los tres pisos de su taller está dedicado a la elaboración de trajes de luces y en temporada de fiestas, entre 30 y 40 jóvenes se dedican a darle forma a sus más elaborados diseños.

Quisbert es bien receloso al momento de mostrar su obra pues, asegura, nunca falta el competidor que quiere copiar sus diseños.

El bien y el mal. El profesor Edwin Loza, maestro artesano y escultor de las más preciadas máscaras para los bailarines de esta danza, es el guardián de una pieza de artesanía que dio origen a las caretas que se usan en la actualidad.

"En un principio, lo que se denomina diablada en realidad era una fiesta al dios de las minas o Janchanchu", afirma, mientras sostiene la joya de su colección: una máscara de más de cien años, reproducción fiel de las primeras que dieron origen a la danza y que antes eran hechas con piel de venado.

"Esta piel se acomodaba al rostro de las personas y es por eso que cuando los españoles la vieron aplicaron el sincretismo y dijeron que Janchanchu era en realidad el diablo", explica el maestro Loza, que el 2010 fue nombrado "Amauta de la Artesanía Peruana".

En la actualidad no se usan pieles de venado, y el maestro Loza, de acuerdo a las nuevas tendencias, emplea materiales reciclados para hacer las caretas tan famosas de la Diablada: el diablo, el caporal y las chinas diablas.

Otro que también se adecua a las nuevas tendencias es el maestro Simón Nahuíncha, mascarero que dejó atrás el yeso y el yute para usar el latón y crear los diablos y ángeles que se enfrentan durante esta fiesta.

Seguridad total. Los visitantes, peruanos y extranjeros, que lleguen a Puno pueden tener la confianza de que estarán debidamente resguardados.

Así lo afirmó el director regional de Comercio Exterior y Turismo de la región, Manuel Quiñones, quien adelantó que con motivo de esta fiesta, los hoteles de cuatro y cinco estrellas de la ciudad preparan ofertas de hasta el 50% de descuento para los visitantes.

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