Arqueólogos chinos anunciaron hoy el descubrimiento de tres pelotas para jugar al polo que datan de hace más de 2.400 años en la zona por la que discurría la antigua Ruta de la Seda, un hallazgo que adelanta varios siglos la práctica de este deporte en la región y abre nuevas teorías sobre sus orígenes.
Según informó la agencia oficial Xinhua, los objetos, confeccionados con piel de oveja rellena de lana y cuero, se encontraron en unas tumbas de la ciudad de Turpan, en la región noroccidental china de Xinjiang, que durante siglos fue lugar de paso de multitud de culturas de Asia Oriental y Central.
De pequeño tamaño y decoradas con una cruz roja, las pelotas son las más antiguas para la práctica del polo que se han encontrado en el territorio de la actual China, ya que hasta ahora las primeras de las que se tenía noticia eran unas 800 años posteriores y halladas en la localidad china de Dunhuang, también en la Ruta de la Seda.
Según el jefe del equipo de arqueólogos responsable del hallazgo, Lü Guoen, las bolas ahora encontradas pertenecen al Periodo de los Reinos Combatientes (siglos VII-II antes de nuestra era), mientras que los hallazgos anteriores eran posteriores, de la dinastía Han (202 AC-220 DC).
Junto a las pelotas se encontraron ocho mazas de polo muy similares a las que se conocen en China de siglos posteriores gracias a representaciones pictóricas de este deporte, que fue especialmente popular en la civilización asiática durante la dinastía Tang (siglos VII-X DC).
El descubrimiento de las pelotas de polo en Turpan también plantea dudas sobre el nacimiento universal de este deporte, ya que hasta ahora se considera que su origen estaba en la Antigua Persia, en fechas similares a la época en la que los arqueólogos chinos han situado este nuevo hallazgo.
Desde Asia Central o el Próximo Oriente, el deporte a caballo se extendió a todo el continente en siglos posteriores, con especial éxito en India, de donde se transmitió al Imperio Británico, y de ahí, a países como Argentina, Brasil, México o Chile.