La expulsión de una pareja de lesbianas de un café vienés el pasado 6 de enero por besarse en público ha sido contestada con una multitudinaria besada frente al local para protestar contra la homofobia y la discriminación.
"Mostrar cariño en público no debería ser un delito" denunciaron los organizadores de una protesta convocada bajo el nombre "Besada en el Prückel".
La protesta trascendió la denuncia del episodio del Prückel para transformarse en un acto "por la igualdad y contra la discriminación".
Varios miles de personas, según los convocantes, unos dos mil según fuente policiales, se concentraron frente al local, un clásico y elegante Wiener Kaffeehaus ubicado en el casco histórico de la ciudad, y que colocó por sorpresa el cartel de "cerrado por descanso".
"No es correcto que las parejas homosexuales no puedan besarse en público", dijo en declaraciones a Efe Anna, una universitaria que acudió a la protesta con su novia.
Anna opinó que Viena parece ser más tolerante desde que el travesti austríaco Conchita Wurst ganó el último festival de Eurovision, abriendo una oleada de declaraciones públicas en favor de los derechos de los homosexuales.
Que tanta gente acudiera a la protesta es un paso positivo, aseguró, ya que "la visibilidad siempre influye" en la evolución de la sociedad. (EFE)