El presidente de Colombia, Gustavo Petro, cumple este martes cien días en el cargo, periodo en el que logró la gobernabilidad necesaria para sacar adelante asuntos cruciales como la reforma tributaria, restablecer las relaciones con Venezuela y avanzar en su proyecto de “paz total”, pero aún no ha podido hacer que su Gobierno funcione como equipo.
Petro, elegido con el 50,44 % de los votos, ha vivido su luna de miel con el poder prácticamente sin oposición ya que consiguió atraer para su agenda legislativa a casi todos los partidos que no lo apoyaron en las elecciones, incluidos los tradicionales Liberal y Conservador, y así conformar una sólida mayoría en el Congreso.
La tarea, que no parecía fácil para el primer presidente de izquierda de Colombia, ha resultado en una coalición multicolor constituida bajo el paraguas del cambio prometido por Petro y cuyo primer gran triunfo fue la aprobación legislativa del controvertido proyecto de reforma tributaria para recaudar 20 billones de pesos (unos 4.000 millones de dólares) para “la igualdad y la justicia social”.
LOS ACIERTOS
Para la analista política Sandra Borda, profesora e investigadora de la Universidad de los Andes, en los primeros cien días de Petro en la Presidencia “hay dos aciertos”: la reforma tributaria y la reconstrucción de las relaciones con Venezuela.
“Creo que el más importante de todos es haber logrado sacar la reforma tributaria tan rápidamente en el Congreso. Creo que eso hacía parte de los objetivos que se habían trazado en el Gobierno y es clave para tener los recursos suficientes para empezar a implementar las reformas sociales en las que están pensando”, dijo Borda a EFE.
En cuanto al restablecimiento de las relaciones con Venezuela, rotas desde febrero de 2019, era esperada luego de más de tres años de un infructuoso choque verbal entre los gobiernos de Nicolás Maduro y el antecesor de Petro, Iván Duque.
Ese paso, junto con la reapertura a los vehículos de la frontera común, cerrada desde agosto de 2015 por orden de Maduro, se dio en septiembre, y aunque faltan muchos asuntos por resolver entre ambos países, da un giro a la política exterior colombiana que puede jugar un papel clave en la búsqueda de una salida a la crisis venezolana.
“En las relaciones con Venezuela se acertó en haber iniciado rápidamente la reconstrucción de los vínculos nacionales; el haber hecho la visita (de Petro a Caracas) y sobre todo el haber puesto sobre la mesa cuáles son los principios que llevan a Colombia a iniciar ese proceso de negociación con el régimen venezolano insistiendo mucho en la importancia de la democracia del Estado de derecho”, expresó Borda.
LA “PAZ TOTAL”
Petro tiene claro que, más allá de afinidades ideológicas, Colombia necesita una relación normal con Venezuela para su proyecto de “paz total” que tiene como punto de partida la reanudación de negociaciones con la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) para las cuales el apoyo del país caribeño puede ser tan decisivo como lo fue en los diálogos con las FARC.
El presidente colombiano pidió a Maduro que sea “garante” de esos diálogos, y para eso se necesita una relación fluida, pues del éxito con el ELN dependerá que pueda extender la “paz total” a otros grupos armados ilegales como las disidencias de las FARC y bandas criminales.
AMBIENTE VS. PETRÓLEO
También en el ámbito internacional, Petro ha buscado en sus primeros cien días un liderazgo latinoamericano en materia ambiental para enfrentar la crisis climática mundial, lo que en su opinión obliga al país a “mitigar, es decir, dejar de emitir CO2, para lo cual hay que separarse en corto tiempo del petróleo y el carbón”.
La posibilidad de que Colombia ponga fecha de caducidad a la exploración y explotación de crudo, que es el mayor generador de divisas para el país, causa controversia por el impacto negativo que una medida de ese calibre tendría en las cuentas externas.
En ese contexto, y con las dificultades económicas que se asoman en el horizonte, el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, ha tenido que salir a calmar a los mercados financieros espantados por declaraciones de otros miembros del gabinete, como su colega de Minas, Irene Vélez, y el propio Petro, sobre el posible fin de los combustibles fósiles en el país.
Algo similar ocurre con la ministra de Salud, Carolina Corcho, y su plan de reformar el sistema de salud que, si bien tiene fallas, está muy lejos de ser “uno de los peores del mundo” como lo catalogó recientemente Petro, lo que le ocasionó una lluvia de críticas de diferentes sectores.
“La forma en que están gastando capital político tan rápidamente, exponiendo al ojo público las discusiones que tienen al interior del Gobierno los va a desgastar tremendamente; es un Gobierno que tiene muchas y muy grandes ideas pero que tiene casi que un desprecio o una despreocupación por la forma en la que esas grandes ideas se convierten en política pública”, opina Borda.
Según una encuesta de la firma Invamer para varios medios, el 49,7 % de los colombianos aprueba la gestión de Petro en sus primeros cien días y un 42,7 % la desaprueba, resultado que refleja la división que persiste en el país sobre el primer Gobierno de izquierda.
Fuente: EFE