Las autoridades en China cancelaron cientos de vuelos, cerraron escuelas y desplegaron campañas masivas de test para contener un nuevo brote de COVID-19 vinculado a un grupo de turistas.
El origen de este rebrote está vinculado a una pareja de ancianos que viajaba en un grupo turístico. Comenzaron la ruta en Shanghái antes de volar a Xi’an (centro) y a las provincias de Gansu y Mongolia Interior (norte).
Desde entonces se han detectado decenas de casos vinculados, con contactos cercanos en al menos cinco provincias y regiones, incluida la capital Pekín.
El jueves, la Comisión Nacional de Salud de China notificó 13 nuevos contagios locales.
En la severa estrategia anticovid de China, encaminada a eliminar todos los casos, las autoridades de las zonas afectadas desplegaron tests masivos, cerraron lugares turísticos, escuelas y recintos de entretenimiento e impusieron confinamientos en algunos complejos de viviendas.
En algunos lugares como la ciudad de Lanzhou, capital de Gansu de cuatro millones de habitantes, se pidió a los residentes no salir si no era necesario. Y si lo hacían, tenía que ser con un test negativo de COVID-19.
Los aeropuertos en las regiones afectadas cancelaron decenas de vuelos, según los datos de la web de aviación VariFlight. Un 60% de los vuelos hacia los principales aeropuertos de Xi’an y Lanzhou fueron suspendidos.
En una comunicación publicada el lunes, las autoridades de Erenhot, en Mongolia Interior, señalaron que estaba prohibido entrar o salir a la ciudad y que los residentes no deberían abandonar sus inmuebles.
Fuente: AFP