La ONU y la Organización Mundial de la Salud (OMS) presentaron hoy un plan para vacunar al 40% de la población mundial antes de que termine el año, lo que pondría fin a la fase aguda de la pandemia del COVID-19 y para lo cual los países ricos deberían cumplir sus promesas de donaciones de dosis y aceptar que las farmacéuticas con las que tienen contratos firmados atiendan primero a otros países más necesitados.
El plan presentado por los jefes de ambas organizaciones también señala que se requieren 8.000 millones de dólares para que los países donde la cobertura de vacunación contra la COVID-19 es muy baja -la gran mayoría en África subsahariana- desarrollen las capacidades logísticas y de personal que requieren para vacunar a sus poblaciones.
No colaborar con el objetivo de vacunar al 40% de la población de cada país “no solo sería inmoral, sino estúpido”, dijo en una rueda de prensa el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.
En esta línea se espera lograr el 70% de cobertura global de vacunación, considerada la tasa mínima para alcanzar una inmunidad colectiva, a mediados de 2022.
Guterres recordó que si el virus sigue propagándose alrededor del mundo y contagiando a más gente, habrá más variantes y en algún momento aparecerá una que escapará a la inmunidad que ofrecen las vacunas, con lo cual todo el esfuerzo que se ha hecho para acelerar la vacunación habrá sido en vano.
El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, dijo que el fracaso puede ser inevitable si la ciencia no es puesta al alcance de todos, ya que detrás de las grandes cifras -como la de 6.400 millones de dosis de vacunas administradas y un tercio de la población mundial completamente vacunada- se esconde la realidad “de una horrenda desigualdad”.
En 56 países se ha vacunado a menos del 10% de la población y en una buena parte de África Subsahariana a menos del 5%.
Los países ricos y los de ingresos medios cuentan por el 75% de vacunas utilizadas.
Por ello no pudo cumplirse con la meta trazada por la OMS para fines del pasado septiembre y que consistía en que al menos el 10% de la población en todos los países del mundo estuviese vacunada.
Tedros dijo que el problema de la desigualdad en el acceso a las vacunas no está en la producción de las mismas, ya que hasta ahora se han producido 11.000 millones de dosis (frente a 7.800 de la población mundial) y el ritmo mensual de manufactura se eleva actualmente a 1.500 millones de dosis.
“El problema no es la capacidad de producción, sino saber dónde están esas vacunas”, comentó en una intervención en la misma rueda de prensa la jefa del Departamento de Inmunización de la OMS, Kate O’Brien.
De acuerdo al nuevo plan lanzado por la OMS, todos los países pondrán al día sus planes nacionales de vacunación y se definirán las dosis requeridas con el fin de que esto sirva de guía para las inversiones que se hagan en la producción y redistribución.
Otro pilar de este plan recae en la voluntad de los países desarrollados, donde la mayor parte de la población está protegida y que tienen acuerdos para recibir aún más dosis. A ellos la OMS les pide que den prioridad al mecanismo COVAX (creado para dar acceso a las vacunas a los países más pobres) y acepten ponerse detrás en la fila de espera.
Asimismo, a los países que han prometido compartir sus reservas de dosis se les insta a cumplir lo antes posible con este compromiso, y a aquellos donde se producen vacunas o los ingredientes de estas a que levanten cualquier restricción a la exportación.
India es uno de los países de los que se espera una respuesta positiva a este llamamiento, puesto que allí se fabrica la vacuna de AstraZeneca gracias a un acuerdo con un laboratorio nacional que debía suministrar a COVAX, pero que no se cumplió porque el gobierno ordenó que toda esta producción sirviese para atender la crisis provocada por la fuerte ola de casos y muertes por COVID-19 en el segundo trimestre de este año.
Fuente: EFE