La provincia argentina de El Chaco fue escenario de dos horrendos crímenes el último domingo, que tuvo como víctimas a personas inocentes. El primero fue un hombre que murió luego de un violento robo por un joven de 17 años; y el segundo, el padre del presunto asesino, quien fue linchado por más de 300 vecinos que lo arrastraron por la calle.
Hasta la localidad de Sáenz Peña llegó la policía para investigar el primer crimen y se dio con la sorpresa que los habitantes del lugar habían tomado justicia por sus propias manos y, al no encontrar al ladrón, cobraron venganza con el padre de este, señala el Clarin.
Dos crímenes, dos inocentes
El último domingo por la mañana, Luis Pereyra, de 35 años, fue atacado brutalmente por unos ladrones, quienes lo dejaron inconsciente tras darle un fuerte golpe en la cabeza.
Fue una ambulancia que transitaba por la zona que encontró el cuerpo del hombre, aun con vida, tendido en la calle. La víctima fue trasladada al Hospital 4 de junio con débiles signos vitales y a las pocas horas murió.
El parte médico diagnosticó “muerte dudosa” por lo que el fiscal de turno ordenó hacer la necropsia para determinar las causas del deceso.
Según detalló un medio local, Pereyra había tenido una fuerte pelea con dos sujetos que intentaron robarle. Horas más tarde del suceso, una denuncia se presentó a la comisaría del sector: la esposa del fallecido señalaba como el homicida a un joven de 17 años, que vive en la misma localidad.
Enterados del hecho, los vecinos de Sáenz Peña lograron ubicar la casa del supuesto homicida para hacer justicia por sus propias manos.
Alrededor de 300 hombres y mujeres llegaron hasta el barrio de Santa Mónica con la intención de retener al ladrón, pero no lo encontraron. Sin embargo, sí hallaron al progenitor de este.
A la fuerza, lo sacaron de su casa, lo arrastraron por la calle y lo golpearon hasta causarle la muerte. Por si fuera poco, los enardecidos vecinos incendiaron la casa del ladrón.
La nueva víctima fue identificada como Gustavo Rufino, alias “El Manco”, de 36 años.
Hasta el lugar llegó la policía, que no pudo rescatar el cadáver por varias horas por toda la gente que estaba congregada frente al cuerpo y a la casa incendiada.
“Nos tomó bastante tiempo apaciguar los ánimos de los enardecidos vecinos quienes pedían por la detención del hijo de Rufino”, señaló el comisario Marcel Kostecki.
Por su parte, el ladrón fue detenido en el Barrio Tiro Federal, en la casa de su abuelo, donde se había refugiado tras el crimen.