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Las elecciones legislativas primarias y obligatorias celebradas el domingo en Argentina, ensayo general de las que renovarán en octubre la mitad de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado, dejaron conclusiones bien claras: Cristina Fernández obtuvo sus peores resultados tras una década en el poder.

Perdió en 14 de los 24 distritos, pero aún sigue siendo la principal fuerza política ante una oposición fragmentada y en las elecciones legislativas generales de octubre, de mantenerse el resultado, conservaría el control parlamentario.

Sin embargo, este termómetro sirvió para encumbrar a una nueva figura de la oposición. Se trata de Sergio Massa, un peronista de 41 años que acaba de graduarse de abogado y de dejar el kirchnerismo, después de diez años en la fuerza gobernante.

El primer candidato a diputado nacional del Frente Renovador por la provincia de Buenos Aires e intendente de Tigre, advirtió que este resultado dejó al kirchnerismo en "el pasado", y argumentó que "la gente eligió a dirigentes que le dicen 'basta a la confrontación'" y realizan propuestas para un "país en paz".

Alertó sobre una eventual represalia de la Nación con recortes de fondos a los municipios administrados por opositores y advirtió que, "si se produce alguna situación de esas", la denunciará "con firmeza haciéndolo público".

Dijo que el electorado eligió "el camino de aquellos que proponen y piensan en el futuro".