Los recientes incendios en la Amazonía brasileña han causado alarma en todo el globo. Líderes mundiales, organizaciones civiles y no gubernamentales, así como los medios de comunicación, han mostrado su preocupación por lo que está ocurriendo y han advertido múltiples veces que se está quemando el llamado “pulmón del mundo”, una afirmación errada, según científicos.
¿Es o no la Amazonía el pulmón del planeta?
Cabe mencionar que el término ha sido usado además para referirse a la selva del África subsahariana, que también está en llamas. “Allí están al menos el 70% de los 10 mil incendios que afectan el planeta en un día promedio de agosto”, indicó recientemente la NASA.Pero volvamos a la Amazonía. Las hojas de los árboles y plantas del bosque tropical amazónico sí absorben millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2), gas necesario para hacer la fotosíntesis y producir oxígeno, pero el oxígeno producido es consumido, en su mayoría, por la propia Amazonía, en un proceso llamado respiración celular.
Durante la noche, cuando no hay sol para realizar la fotosíntesis, las plantas absorben el oxígeno, indica Yadvinder Malhi, ecólogo de la Universidad de Oxford.
Incluso, el dato de que genera el 20% del suministro mundial de oxígeno es equivocado. Los expertos dicen que la cifra real es mucho menor. “Decir que la Amazonía produce el 20% de nuestro oxígeno es un poco exagerado, es más bien un 10% o menos”, precisa Phillippe Ciais, investigador en el Laboratorio de Ciencias Climáticas y Ambientales, asociado a la Universidad de Versalles.
Por su parte, Michael Coe, científico del sistema Tierra, que dirige el programa amazónico del Centro de Investigación de Woods Hole, en Massachusetts (EE.UU.), insiste en que “hay una serie de motivos por los que queremos mantener la Amazonía intacta, pero el oxígeno no es uno de ellos”.
¿Entonces, cuál es el verdadero pulmón de la Tierra? Los expertos aseguran que la principal fuente de oxígeno del mundo (80%) son los océanos, en particular, los microorganismos vegetales denominados fitoplancton, específicamente las diatomeas y los cocolitóforos, que los habitan.
Las diatomeas son el secreto del oxígeno del planeta
Estos organismos utilizan la clorofila para recoger la energía del sol y transformarla, a través de la fotosíntesis, en materia orgánica y oxígeno.Además, son unas de las mayores fuentes globales de fijación del carbono atmosférico. Se estima que la actividad fotosintética de las diatomeas produce entre un 20% y un 40% del oxígeno en el mundo. Tanto las diatomeas como los cocolitóforos juegan un papel importante en el cambio climático.
En esa línea, el científico de la Universidad de Colorado, Scott Denning, afirma que el oxígeno que respiramos es el legado del fitoplancton marino que, durante miles de millones de años, acumuló continuamente el oxígeno que hizo la atmósfera respirable.
Denning explica —en un artículo publicado en el medio The Conversation— que los procesos que determinan la cantidad media de oxígeno presente en la atmósfera ocurren a lo largo de grandes escalas temporales geológicas y no se ven influidos por la fotosíntesis que ocurre ahora.
Los océanos también absorben casi el 30% de todos los gases de efecto invernadero.
En peligro
Sin embargo, sigue siendo cierto que el pulmón del mundo está en riesgo. El ecosistema marino es amenazado por el calentamiento global, la contaminación del agua, la sobrepesca, el turismo masivo, entre otros factores.Las cantidades de CO2 disuelto en el océano están aumentando, provocando una disminución del PH del agua y su acidificación, perjudicial para los microorganismos.
Por otro lado, el aclarar que la Amazonía no es el pulmón del mundo no quiere decir que no sea importante. Un artículo de National Geographic describe que la Amazonía podría ser comparada con un enorme aparato de aire acondicionado que enfría el planeta. Es uno de los más potentes a la hora de mitigar el cambio climático, junto a otros bosques de Asia y África. Además, es el mayor regulador del clima de todo el continente.
Asimismo, es fuente de vida. “Alberga el 40% de la selva tropical restante en el mundo, el 25% de su biodiversidad terrestre y más especies de peces que cualquier otro sistema fluvial”, expone un artículo del Banco Mundial.