El candidato demócrata a la Casa Blanca, Joe Biden, se acercaba a la presidencia de Estados Unidos el miércoles tras ganar importantes estados clave a Donald Trump, quien renovó sus acusaciones de fraude anticipando una batalla legal para definir el vencedor de las elecciones.
Biden acumula 264 votos electorales, seis menos de los necesarios para ganar, y Trump, 214.
Un día después de los comicios, la campaña de reelección del mandatario republicano impugnó el conteo de votos en Wisconsin y Michigan, donde los medios proyectaron el triunfo del candidato demócrata, y Pensilvania, estado en el que exvicepresidente de Barack Obama lleva desventaja, pero falta el cómputo de zonas tradicionalmente demócratas.
El equipo de Trump denunció sin evidencias que ha habido irregularidades en “varios” condados de Wisconsin y que en Michigan sus delegados no tuvieron acceso al conteo en “numerosos” locales. En Pensilvania, dijo que pedía a la justicia la suspensión del recuento “en espera de mayor transparencia”.
La campaña también recurrió a la justicia en Georgia para exigir que los votos por correo llegados después de las 19H00 horas del martes no sean contados.
Con Trump, de 74 años, y Biden, de 77, cabeza a cabeza en la carrera, aún no se ha declarado un ganador en cinco estados: Alaska (3 votos electorales), Georgia (16), Carolina del Norte (15), Nevada (6) y Pensilvania (20).
Como pasó en 2016 con Hillary Clinton, Biden puede ganar el voto popular y perder si no consigue los votos electorales requeridos para ganar la Casa Blanca. El número mágico es 270, de un total de 538 que conforman el Colegio Electoral, en el sistema estadounidense de sufragio universal indirecto.
Pero pese a que Biden está más cerca de alcanzar esa cifra, Trump todavía tiene posibilidades.
“No seremos silenciados”
Sin declararse vencedor, Biden dijo la tarde del miércoles que confiaba en ganar la presidencia.
“Nosotros, el pueblo, no seremos silenciados”, prometió Biden, subrayando que “cada voto debe contarse”, en una breve declaración en su feudo de Wilmington, Delaware.
Trump dejó claro que no aceptará la derrota sin cuestionarla.
“Ganamos esta elección”, dijo en un discurso televisado en vivo desde la Casa Blanca la madrugada del miércoles, cuando denunció que había habido un “fraude” contra el pueblo estadounidense.
La mañana del miércoles repitió sus acusaciones de manipulación de votos, pese a la falta de pruebas.
“Anoche estaba liderando, a menudo sólidamente, en muchos estados clave, en casi todas las instancias dirigidas y controladas por los demócratas. Luego, una por una, comenzaron a desaparecer mágicamente”, dijo en un tuit etiquetado como “engañoso” por Twitter.
El jefe de una misión internacional de observadores de las elecciones estadounidenses criticó las “acusaciones infundadas” de Trump y dijo que “dañan la confianza” en las instituciones democráticas.
Michael Georg Link, coordinador de los observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), advirtió además que ningún político ni funcionario electo debería limitar el derecho al voto.
Horas, días o semanas
El días después de unos comicios con participación récord y una masiva votación por adelantado, tanto por correo como presencial, Estados Unidos aún no sabe quién asumirá la presidencia el 20 de enero de 2021.
Esto no ocurre desde 2000, cuando la pugna entre el republicano George W. Bush y el demócrata Al Gore terminó dirimiéndose en la Corte Suprema.
Tras una carrera marcada por la crispación, y perturbada por el COVID-19, la crisis económica y las protestas, el final podría empezar a vislumbrarse el miércoles si Georgia completa su escrutinio en la noche y Biden gana.
Sin embargo, en estados como Nevada y Pensilvania podría ser necesario esperar al jueves o el viernes dado el volumen de papeletas que resta por contar.
Y si pasa a la justicia, como en 2000, el desenlace “podría durar semanas”, señaló a la AFP Ed Foley, especialista en derecho electoral de la Universidad Estatal de Ohio.
Según el US Elections Project de la Universidad de Florida, en estas elecciones estadounidenses votaron 160 millones de personas, incluidos los más de 101,1 millones que lo hicieron de manera anticipada. Esto supone una participación del 66,8% contra 59,2% de 2016.
Los demócratas conservaron su mayoría en la Cámara de Representantes, lo que posiciona a Nancy Pelosi para continuar como líder dos años más.
Pero veían disminuir cada vez más sus expectativas de arrebatar a los republicanos la mayoría del Senado, donde el partido gobernante cuenta con 53 de los 100 escaños.
En la Cámara Alta, los demócratas lograron por ahora dos bancas (en Colorado y en Arizona). Mientras que los republicanos pudieron arrancar un asiento en Alabama.
“Impidan a Trump robar la elección”
Miles de partidarios de Biden marcharon pacíficamente por la Quinta Avenida de Nueva York para exigir “el conteo de cada voto”.
Un multitud de todas las edades con carteles en los que se leía “Cada voto cuenta” o “Impidan a Trump robar la elección” cortó la circulación y marchó al ritmo de tambores y coreando consignas.
“Donald Trump reivindicó la victoria antes de que cada voto haya sido contabilizado y queremos enviar el mensaje de que eso no es aceptable”, dijo a la AFP Sarah Boyagian, de 29 años, integrante de la “Coalición para proteger el resultado”, organizadora de la marcha.
En Detroit, los simpatizantes de Trump pedían detener el conteo en el estado clave de Michigan, en una protesta tensa frente a un centro electoral.
En Portland, uno de los epicentros de la ola de manifestaciones antirracistas y contra la brutalidad policial este año, manifestantes quemaron banderas estadounidenses y marcharon por la ciudad armados con rifles de asalto y canciones de protesta.