La armenia Satenik Kazarián, de 22 años, padece una rara enfermedad que los médicos no han podido diagnosticar con exactitud. En vez de las lágrimas, de sus ojos salen pequeños cristales que han convertido su vida en un caos.
En una sola jornada se le forman hasta una treintena, y a lo largo de los últimos dos meses, su día a día empieza con la extracción de estos agudos objetos transparentes de los ojos, un doloroso proceso en el que necesita de ayuda.
Cabe mencionar que ni los oftalmólogos o el neuropatólogo pudieron ayudarle, así como tampoco explicar el fenómeno. Le prescribieron unas gotas y antibióticos y, tras consumirlos durante un par de días, las lágrimas de cristal dejaron de aparecer, pero el estado general de Satenik empeoró drásticamente, por lo que dejó de tomar las medicinas.