Hablan los peruanos que sobrevivieron al terremoto en Nepal
Hablan los peruanos que sobrevivieron al terremoto en Nepal

"No soy un sobreviviente. Soy un afortunado, nada más". El guía de montaña Víctor Rímac reposa en Huaraz, la tierra donde nació hace 29 años. Descansa, pero no puede evitar que le pregunten sobre ese viaje interminable a la montaña más alta del planeta: el Everest, donde le tocó vivir el terremoto de 7,8 grados que dejó más de ocho mil muertos en Nepal.

Víctor Rímac regresó hace unos días de su largo viaje y aún sigue con la confusión de saberse un hombre que sorteó a la muerte. Hoy se encuentra junto con su novia, quien está acostumbrada a verlo domar inmensas cumbres.

"Mi madre y mi novia saben, como yo, que algún día vamos a morir, por eso debemos vivir felices y hacer lo que nos gusta", reflexiona. Alza la mirada: "Seguiré escalando montañas: mi familia está feliz de que yo continúe haciendo esto".

A Víctor Rímac el terremoto en Nepal lo cogió a la hora del almuerzo, tras visitar a unos amigos del campamento base, lugar donde montañistas del mundo se concentran para escalar los gigantescos Alpes que superan los ocho mil metros de altura, entre ellos el Everest.

El terremoto ocurrió hace dos semanas, pero Víctor Rímac volvió al Perú el miércoles 6 de mayo luego de un viaje de retorno de cinco días. De inmediato se fue para Huaraz. Desde allá recuerda que los montañistas como él están acostumbrados a vivir avalanchas, pero no terremotos. Es entonces que el tema de la muerte vuelve.

"¿Qué se siente tenerla tan cerca? Es una oportunidad más que me da la vida. Uno no está preparado para sentirla tan de cerca".

Esta vez, del otro lado

Erick Seminario Sheen y Carlos Jurado son dos periodistas del programa dominical Punto Final. También fueron protagonistas involuntarios del terremoto que destruyó Nepal y Katmandú. Su misión era seguir al montañista Richard Hidalgo a la conquista del Everest. Serían los primeros periodistas peruanos en registrar la hazaña. Sin embargo, el terremoto modificó sus planes y antes de continuar la travesía de Hidalgo tuvieron que registrar la destrucción.

Que no hubiera noticias de su paradero entre las nueve de la mañana y las seis de la tarde el día del sismo, les acuñó la estampa de DESAPARECIDOS, palabra cruel que no determina certezas sobre la vida o la muerte, sino clava una duda peor: la angustia de no saber.

Aparecieron los mensajes de apoyo en sus cuentas de Facebook; Latina, el canal donde trabajan, lanzó un comunicado anunciando su desaparición; los familiares de Carlos y Erick sufrían el acoso de la prensa y la tortura psicológica de imaginar que un viaje periodístico se podría convertir en la crónica de un triste final.

"Cuando sentí que la tierra temblaba, pensé que la altura me había mareado", cuenta Carlos Jurado. "No pensé que era un sismo".

"Había cubierto el terremoto de Pisco y el de Japón, pero esto era diferente. Lo estaba viviendo, no pensé que me convertiría en noticia. Siempre había estado del otro lado", interviene Erick Seminario.

Lee el reportaje completo en la revista Correo Semanal de venta en todos los kioscos del Perú. 

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