Israel decidió aplazar de nuevo y hasta una fecha indeterminada la entrada de turistas al país, prevista para al primero de agosto, debido al progresivo aumento de contagios en su interior y en el extranjero atribuidos a la variante delta.
“Lamentablemente, la situación actual no nos permite autorizar el acceso de turistas”, declaró el director general del Ministerio de Salud, Nachman Ash, que confirmó que las fronteras seguirán cerradas y pidió a los israelíes que no viajen al extranjero por prevención.
La clausura a los turistas es una medida que el país aplica desde inicios del COVID-19 en marzo de 2020. Desde entonces solo permite en líneas generales la entrada de extranjeros con visado de trabajo o permiso de residencia.
Esta primavera las autoridades israelíes diseñaron un plan que preveía el ingreso de turistas -únicamente los vacunados- a partir del uno de julio, pero la aplicación de esta política ya se pospuso hasta inicios de agosto por el incremento de la morbilidad.
Desde entonces las infecciones han seguido aumentando, lo que motivó la decisión de seguir aplazando el acceso a turistas. La ausencia de visitantes de fuera -muchos de ellos peregrinos cristianos que iban a los lugares santos de Jerusalén o la urbe palestina de Belén, en Cisjordania ocupada- supuso un golpe importante para la industria turística de la región.
Israel llevó a cabo una de las campañas de vacunación más rápidas del mundo, y más del 60% de su población de 9,3 millones de habitantes está vacunada con dos dosis de la vacuna de Pfizer.
Sin embargo, la irrupción de la variante delta -más contagiosa- marcó un nuevo ascenso de casos. El país superó los 1.000 contagios diarios esta semana, la cifra más alta desde marzo.
Aún así, los hospitalizados en condición crítica son poco más de 60, un número relativamente bajo en relación a la cantidad total de contagiados activos -en torno a 6.600 actualmente-.
Hasta ahora, pese a la tendencia al alza, el Gobierno israelí ha evitado imponer de nuevo restricciones drásticas, aunque volvió a imponer pequeñas medidas para limitar la propagación del contagio.
Entre otras medidas, el primer ministro, Naftali Benet, anunció hoy que los infectados confirmados con coronavirus que violen la cuarentena serían procesados judicialmente por vía penal.
A su vez, pidió detalles legales para implementar herramientas electrónicas de control a los aislados con un sistema para verificar su ubicación por telefonía móvil, a través de SMS.
“Nuestro objetivo es establecer pautas sensatas” y “un cumplimiento” de la ley “eficaz contra los infractores”, dijo Benet.
Además, a partir del miércoles, el acceso a bodas y fiestas en interiores con más de 100 participantes estará permitido solo a personas vacunadas, recuperadas o con un test negativo de COVID-19.
Israel también ha ampliado la lista de países en la lista roja a los que sus nacionales y residentes tienen vetado viajar por la extrema tasa de infección. Entre ellos está España, que pasará a entrar en esta categoría a partir del viernes 23 de julio.
Todos los viajeros que regresan de países de alto riesgo están obligados a realizar una cuarentena de siete días, incluso si están vacunados o se han recuperado del COVID-19.
Fuente: EFE